Taberna, tres guias.

9 0 0
                                    

Seguía sin ser posible interactuar con Eiden sin ponerme nerviosa y si me trabase la lengua o el cerebro para poder procesar una palabra o una frase, y el hecho de que fuese un principe no ayudaba. Sin duda algo pasaba, debido a que también me sonrojaba con facilidad con él, y me cohibia en demasiadas cosas, pero disfrute el viaje agarrándome a él para no caerme del caballo. Aunque esta vez aproveche para abrazarme más a él en el camino con la excusa de que habia baches o cuestas abajo.

Finalmente o por desgracia llegamos a aquel destino, y decedi bajarme de un salto debido a que ya tenia bien el tobillo. Sabia perfectamente montar a caballo por lo que no suponía un problema, luego vi bajar a mi madre y a Eiden que me miró de soslayo a lo que instintivamente abrí algo los labios y me mordí el inferior para luego marcharme repentinamente de forma rápida dando medio vuelta debido a la vergüenza sobre lo que había hecho, intentando restarle importancia, para luego entrar al local sin esperar.

Allí sentados observé a dos muchachos, ambos castaños, pero con cierto parecido a Eiden, que obviamente no eran del pueblo, ya que no los habia visto nunca y aqui se conocía todo el mundo. Eché la mirada hacia ellos, tenian ese porte y elegante que no se podia esconder ni aunque llevaran una bolsa de patatas por camiseta, y poseían un atractivo único, algo que hacia que más de una muchacha o aldeano se quedará observando por breves momentos a estos.

De hecho una rubia conocida no paraba de mirar al mayor, y este le respondía atrevido con la mirada, a lo que ella se sonrojaba sin poder evitarlo, mientras compartía una mirada de complicidad con su amiga, por la que se veía que disfrutaba riendo con la muchacha sobre aquello, que también se la veia con curiosidad. Suponía que era normal, al fin y al cabo en esa aldea pequeña nunca pasaba nada, ni usualmente nadie. Por lo que forasteros era algo bastante novedoso, y daba de que hablar.

Enseguida vi como Eiden se dirigía hacia ellos los cuales debían ser los hermanos,   y detrás íbamos mi madre y yo, este decidió hablar saludando a estos y divertido por aquel juego de miradas de su hermano mayor y una muchacha, a lo que francamente no parecía sorprendido. Carraspeo la garganta interrumpiendo aquello y miró a ambos chicos ya que cada uno andaba a lo suyo, el hermano mayor con la muchacha y el pequeño parecía leer un libro. Ante aquel ruido el pequeño dejo el libro sobre la mesa, y el mayor bufó algo molesto para mirar a quién les habia interrumpido.

Decidió finalmente hablar, con una sonrisa alegre, en la que sin duda se notaba su felicidad tanto en sus ojos como en su temple general, haciendo que se viera distinto. Pues casi siempre estaba serio. Me quedé algo plasmada al verle aquella faceta viendo que le salían unos hoyuelos en sus mejillas. Estos saludaron animadamente también. El mayor dijo — Este pueblo no esta nada mal, ¿Sabes? — A lo que yo sonreí en respuesta mirándole. Ambos no se habían percatado de nuestra presencia hasta que sus ojos se dirigieron a nosotros que estabas allí, pero no a tan corta distancia, a lo que Eiden dijo que nos acercaramos con un amago, y hablo.

— Si, bueno. Chicos, ellas son Zenda que igual recordáis, y su hija Alana. Y damas, ellos son Trevor el mayor y Asher, el pequeño. Enseguida hablé con una pequeña sonrisa, pues parecían ser simpáticos, asi que menos timida dije. — Buenas, soy Alana, encantada. — Procedí a besar las mejillas de ambos a modo de saludo. Ambos dijeron sus nombres y él más joven me sonrió con una sonrisa tímida mientras el otro me miraba con más curiosidad, contestando. — Igualmente. — Para luego hacer el mismo proceso con mi madre.

Rápidamente eche un vistazo al local, habia más gente, unas cuantas personas más, todas conocidas, claro, y mi amigo  Jake, atendiendo como siempre en el bar, debido a que era su horario. Le hice una seña para que viniese con los ojos y observó el panorama. Dirigiéndose hacía mí animadamente, y plantandome un beso en la mejilla, y diciendo — Hola, guapetona. — Él era mi mejor amigo, y único, en ese lugar. Nos conociamos desde pequeños y siempre andabamos juntos, por lo cual la mayoria pensaban que eramos algo más, pero no. Era un muchacho muy guapo, de cabello rubio y ojos azules, por lo cual más de una muchacha se ponía celosa de mí. Cosa que exasperaba un poco, pero ya me acostumbré.

— ¡Hola Jake! — Dijo mi madre animada, y este le contesto el saludo. — ¡Hola señora Blake! — Para luego dirigirse a mí mirandome como diciendome y “¿Quienes son ellos?” a lo que le contesté con esta “Ya te lo contaré.” Enseguida habló de nuevo tendiendole la mano a los caballeros. — Encantado, soy Jake, amigo de Alana y la familia. — Ellos sonrieron y le devolvieron la mano, diciendo cada uno su nombre. Eiden con una mirada algo más seria de lo usual, o tal vez solo me imaginaba cosas, asi que ignoré aquello. Enseguida tomamos algo todos, cerveza. Y yo solo salí con Jake para ponernos al dia.

Me encontraba en la calle, Jake echó mano a su bolsillo para sacar un cigarrillo y posteriormente fumarlo tranquilamente, para luego sin comentarios darme uno a mí, algo que hizo sin problemas como si me leyera la mente. Debido a que casi nunca fumaba, pero hoy lo ameritaba. — Me miro seriamente como si se oliera algo, y suspiro viéndome, intentando sonar alegre, pero se le notaba un deje de tristeza en la voz. — Sueltalo, Lana.—

Eché un largo suspiro lento, y enseguida noté como unas pequeñas lágrimas se contenían en mis ojos. — Nos vamos. Jake. Ha sido de improvisto... — Como si lo entendiera perfectamente tan solo se acercó a mí y me abrazo, acariciando mi rostro con la yema de su dedo en mi mejilla de forma suave, mirándome largo rato como si sus pensamientos pelearan por lo que tenia que hacer. Yo solo me quedé recostada sobre su pecho mojando su camisa de lágrimas, mientras él me acariciaba el cabello con suavidad. Habíamos vivido muchas cosas, y quien sabe cuanto tiempo debía estar allí.

Rápidamente un ruido de carraspeo se hizo presente cerca nuestro. Pero evitándolo, seguí sin separarme, aunque Jake lo vio. Vio a Eiden, este le devolvía la mirada seria y él contrarrestaba del mismo modo. Eiden habló con un tono divertido, alegre, pero también con un deje de burla en la voz. — Perdona tio, ¿Nos dejas un momento? — Percebi de quien se trataba pero lejos de mirarle, tan solo respondí intentando sonar firme. — ¿Si Eiden? — Este contestó.

— Lamento importunar pero nos tenemos que ir pronto. Tan solo aviso. A lo que mi madre detrás habló seriamente. — Cariño, en diez minutos nos vamos. — Con tono firme. Por algún motivo nunca habia oido a mi madre tan seria, como si tuviera un tono de convicción y gravedad que ameritaba de verdad irnos tan rápido. Pero enseguida habló con Eiden diciéndo. — Dejemosles solos un momento, y entraron en la taberna, de nuevo. —

Al dejarnos solos, Jake me miró y le sostuve la mirada, me sostuvo la mejilla con su mano, y acercó su rostro. Yo no sabia que estaba pasando, pero solo me dejaba llevar, porque ambos sabíamos lo que pasaba, que no sabíamos cuando nos volveríamos a ver. O eso parecía este momento, por la intuición, pues se notaba en el aire. Sus labios se acercaron a los mios con miedo, y a la mierda, yo correspondí. Nuestro beso fue lento, lleno de ternura, y un poco largo, pero no demasiado.

Al acabar nos miramos los dos algo sorprendidos. Pero extrañamente mi mente solo pensé en aquella persona que acababa de conocer, Eiden. Sin saber que decir, le di un beso y un puñetazo en el hombro de forma amistosa, sonriendo y secandome todas las lagrimas. — Te escribiré. — Él se mantuvo en silencio, y sonrió.  Entré al bar y miré a mis futuros acompañantes. Seria un largo viaje. Mi madre hablo, y dijo. — Es hora de irse. —

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 30 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Alana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora