Contigo

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Con tus ojos como guía, vi el camino despejado en medio de la selva de incertidumbre, donde cada paso se tornaba en un interrogante, una incógnita por descifrar. Tu mirada, como un faro en la densa oscuridad, trazó un sendero de claridad y esperanza, revelando un rumbo antes oculto entre la maleza de la vida.

Con tus manos delicadas, fuertes y acogedoras, tomaste lo que una vez yacía en la tierra como simple hierba y, con el toque prodigioso de tu amor, lo convertiste en un jardín de flores multicolores. Cada pétalo, como un sueño hecho realidad, floreció bajo tu tacto, llevando consigo la promesa de un nuevo comienzo, la transformación de lo mundano en algo bello y radiante.

Con tu cuerpo como nave, emprendí un viaje a la constelación más hermosa y cautivadora. Cada estrella, como un verso en el poema del universo, brillaba con un resplandor especial a tu lado. En la profundidad de tus abrazos, experimenté un éxtasis celestial, como si recorriera las sendas iluminadas del cosmos, entre galaxias y mundos por descubrir.

Con tu sueño, tejiste un hechizo mágico sobre el firmamento nocturno, donde cada luciérnaga de la noche se transformó en una brillante luna nueva. Bajo el suave resplandor de tus anhelos, el oscuro manto nocturno cobró vida, llevando consigo una danza de destellos luminosos, como si cada estrella fugaz se convirtiera en un hada danzante en el vasto escenario celeste.

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