Chapter III

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"La cruel realidad"

Hay cosas en la vida que por mas que trates de evitarlas es imposible detener que sucedan... a menos que tengas una vidente en tu familia, claro.

Este día en particular ocurriría algo inesperado para la pequeña familia Cullen. Se darían cuenta que el mundo puede ser cruel y no se detendrá solo por una alma inocente.

Juegos y risas, son dos de las cosas que mas verás en un infante que crece siendo feliz y esa es la manera más directa de saber que estas haciendo un buen trabajo como padre.

Carlisle agradecía cada día por momentos como este. Poder acompañar el proceso de crecimiento de su pequeña, de su hija, era algo inmerecido jamás creyó que después de su muerte experimentaría el amor en su estado mas puro pero ahí estaba, sonriendo por las travesuras de su princesa.

Lamentablemente como padre no solo debía mimar a su retoño, sino también educarlo y ponerle límites (o en este caso decirle que ya debían regresar a casa), cosa difícil cuando tienes a una niña que a sus cortos cinco años ya sabe manejar a la perfección sus ojitos de cachorrito (culpen a Edward, eso diría Anastasia).

  ───Ya tenemos que regresar princesa. ───El padre vampiro se acercó poniéndose de cuclillas, sin embargo Anastasia ni lo miró───. Bebé debemos irnos, mamá se preocupara si llegamos tarde.

Anastasia siguió en lo suyo, jugando con la muñeca de su amiguita fingiendo que le daban un baño con la arena del lugar.

Anastasia entendía que ya debían ir a casa pero para ella solo habían llegado hace poquito al parque, nisiquiera estaba oscuro seguro que solo paso una hora y su papi estaba siendo malo.

  ───Annie... cariño...

La única respuesta que recibió fue ver como ambas niñas se levantaban y empezaban a perseguise
Carlisle suspiró, no entendía como le quedaban energías para seguir corretiando despues de más de cuatro horas.

  ───¡¿Y si acuerdo otra cita para jugar, esta vez más temprano para que tengas más tiempo de jugar?! ───propuso levantando la voz para que su hija escuchara.

Al oir eso Annie inmediatamente detuvo su juego y regreso corriendo junto a su padre.

  ───¿Y puede ser en casa de Luna? Ella me dijo que me mostraría a su mascota Manchitas ──le preguntó con esa vocecita que tanto derretía al vampiro.

La niña pelirroja para afirmar lo que dijo Annie movió la cabeza mirando al papi de su nueva amiga.

  ───Bueno cariño eso ya no me corresponde solo a mí, los señores Evans tendrían que opinar.

Las dos niñas se giraron a mirar a los padres de la pelirroja.

  ───Por favor ¿podemos?, por fis, por fis, por fiiiis ───rogaron a la vez con las manos juntas y con un puchero digno de un óscar.

  ───Esta bien rojita ───respondió el señor Evans, débil ante cualquier petición de su hija menor.

  ───¡Siiiiii! ───festejaron las niñas, pero antes de seguir la mamá de Luna las detuvo.

  ───Solo si ordenas tu habitación.

  ───Ush, no se vale mami, estas que te aprovechas de tu pobre hijita ───respondió cruzando sus brazos.

  ───Es eso o no podrás jugar con Annie.

  ───Hazle caso, si quieres yo te ayudo, pero nunca se contradice a las mamis, ya he visto que pasa si lo haces y no es lindo ───susurró Annie al oído de Luna.

«LITTLE BLESSING» 𝘛𝘸𝘪𝘭𝘪𝘨𝘩𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora