Ya, nada es igual.

94 10 0
                                    

*Narrado por Sandra*

-¿Que...?- No tengo ni idea lo que estaba diciendo, ¿Que habré hecho?, para que me trate de esa manera. No podía parar de darle vueltas, mientras el chico se rascaba la nuca y enseñaba sus perfectos dientes.

-No veo la gracia que tiene la verdad, cuentame lo que pasa aquí- dije sacando una fuerza interior que ni yo sabía que tenía.

-Uhh, vale pequeña- dijo mientras se relamía los labios, y comenzaba a contestarme algunas de las miles preguntas que tenía.

-Bueno como quieras empiezo, ya que por lo visto todo lo que tu crees como "vida" es una autentica mentira y no es nada cierto, aunque dirás que todo es una falsa, tienes que creerme, como hermano tuyo que soy. Así que hermanita empiezo ya- no me podía creer lo que estaba diciendo, eso no era verdad ¿Como iba yo a ser su hermana...? Es imposible.

-Hace ya más de 2.000 años que naciste, tu nombre real es "Lindhs" que en nuestra lengua significa inmortal. En la época que nacimos, se solía practicar la magia, y no, no es ninguna mentira, la magia existe, lo único que ocurre es que la gente de ahora es hipócrita y solo creen en ellos mismos, no consiguen tener una mente abierta por lo que no pueden comprender que habitan más seres en el planeta, no solos ellos. Vivíamos en una familia, muy conocida en aquella época, por una única razón, no éramos como los demás, no somos humanos, ni tú ni yo.

-Perdón "Hermanito" pero no me creo nada de lo que dices y, si esto es una broma, no tiene nada de gracia. Dices que me parezco a ti pero, ¿Como es que yo no tengo esos ojos rojos ni esa fuerza?- no me creía nada de lo que decía, es simple, ¿Como no voy a ser humana?

-Por la simple razón, yo soy más mayor que tu, pero lo llevas en la sangre, te irás convirtiendo poco a poco, no hay ninguna cura. Por favor Lindhs, creeme, te llevo buscando mucho tiempo ¿sabes?. ¿Conoces a "Eddy"? Su nombre real es Ghüts y es tu otro hermano. Hemos recorrido medio mundo, buscándote antes de que sea tarde y te conviertas en algo que no tiene escapatoria. Espero que me creas, o por favor al menos intentalo - Vi como de sus hermosos ojos rojizos, se iban escapando pequeñas lágrimas. ¿Será verdad? Aunque ya todo empezaba a tener sentido, por esa misma razón "mis padres" no tenían ninguna foto mía de cuando era chica. Y aunque me doliera la verdad,  nos parecíamos bastante.

-Y-y ¿Como te llamas?- la cabeza comenzó a darme vueltas, demasiado para un día, me duele todo el cuerpo, y sobre todo los ojos me ardían. Pero necesitaba saber más.

-Wést, aunque me solías llamar Punny, seguramente no te acuerdes- Emanó una pequeña sonrisa.

Se fue acercando poco a poco, y comenzó a quitarme las cuerdas que me enrollaban, sus dedos se deslizaban por mi cuerpo con rapidez pero con escaso cuidado. La presión cesó, intenté ponerme de pié pero los mareos volvieron, esta vez eran más intensos, mi pecho ardía, subía y bajaba rápidamente.  En un abrir y cerrar de ojos me encontraba en los brazos de Wést. Mi cuerpo se retorcía, ¿Qué me está pasando?

-Lindhs, tranquila he pasado por esto, es doloroso pero tu puedes superarlo. A llegado tu hora hermanita.

Mi cuerpo flotaba, no notaba ni un músculo, no podía reaccionar. Ya no estaba en sus brazos, sino en el suelo. Mi pecho se elevaba a una gran velocidad, mis gritos chocaban con las paredes de la enorme habitación y hacían que se produjera un escandaloso eco. Notaba como todos mis huesos se movía y cambiaban de sitio, como los ojos me ardían cada segundo más. Nunca había sentido un dolor tan intenso, comencé a recordar todo, mi vida pasada, como mis padres me hechizaron para que mi "Don" se retrasara y pudiese tener una vida normal. Las largas tardes que pasaba jugando con mis dos hermanos, como eran mis padres. Todo.

Cuando menos me lo esperaba mi corazón dejó de latir, mi pecho volvió a su ritmo natural. Todo volvió a la "normalidad", aunque todavía me sentía mareada. Los recuerdos seguían apareciendo por mi mente, era horripilante.

-¿Lindhs...? ¿Estas bien?- decía mientras se acercaba a mí.

-Si... pero necesito preguntarte muchas cosas- lo miré, me miró y asintió.

-Claro, tenemos una eternidad juntos- dijo riendo, a mí la verdad no me hizo demasiada gracia pero aún así tenía toda la razón.





And Why Not?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora