desde el comienzo . duxino

O4

[   deseo   ]

Aquino hoy se encontraba bastante pensativo, lo consideraba normal está vez aunque no fuera tan propio de él.

Sin embargo, ¿Cómo podría olvidar algo así? Sería un huevón si lo hiciera.

¿A qué me refiero? Simple, un sueño que había tenido por la influencia de su más grande deseo antes de dormir, que Duxo confiese su amor por él.

Desde su perspectiva sonaba bastante encantador e imposible, para personas como sus amigos que se habían quedado en shock ante tal confesión, les pareció tonto y sin sentido, habían decidido cambiar de tema de conversación.

Excepto Soarinng, uno de sus amigos muy fan de las relaciones homosexuales. Diciendo que serían sus papis.

Claro que, Aquino ignoró eso, no logrando quitar la imagen de su cabeza, era un escenario completo que recordaba a la perfección, agradecía profundamente a su cerebro por no olvidarlo.

Todo comenzaba de forma simple, parecía que iba caminando por su universidad, tal vez el campus lleno de la verde vegetación, viva, igual de vivo que se sentía aquel sueño.

Veía el mundo como si fuera normal verlo coloreado con acuarelas, diría que le gustaba, derrepente apareció como si nada, Duxo corriendo frente suyo, dirigiéndose a él intentando gritar algo.

Detuvo su paso por la impresión, tal vez, de verlo de esa manera, corriendo hacia el como si no hubiera un mañana.

De a poco las acuarelas pasaban del color verde de la vegetación y gris de las veredas, en colores cálidos y pasteles, Duxo irradiaba colores rosas a su alrededor, ese rosa se extendía hasta llegar a él, el chico de sus sueños estaba frente a él.

¿Que pasaba ahora?

— Aquino — llamó el mayor.

El llamado no pudo siquiera responder, solo pudo quedarse quieto observando atento a su amado.

— Yo, siento algo, algo muy fuerte y que no puedo sacar de mi cabeza, siento que eres perfecto para mí, siento que eres mi alma gemela.

El chico comenzó tímidamente a tomar sus manos, enredando sus dedos en un gentil y tierno gesto, bajando un poco su mirada por lo nervioso que estaba, el color de las acuarelas se estaban mezclando con un rojo.

— Creo que eres perfecto para mí, creo que somos tal para cual, creo que deberíamos...

¡Ser novios!

No era algo que había salido de la boca del pelinegro, pero podía sentirlo en su corazón, de hecho tal vez el beso que estaba por darse lo demostraría.

El color de las manchas de acuarela estallaron dejando un brillo amarillo.

Fue entonces que despertó más emocionado que nunca. No le molestó levantarse temprano.

¿¡Cómo alguien podría sacarse eso de su cabeza!? Simplemente era imposible no pensar en eso por lo menos en las siguientes semanas, incluso meses si es necesario.

Ahora más que nada deseaba se haga realidad.

Deseaba que su amado despertara algún día y corriera hacia él como en aquel sueño.

Deseaba que confesara su amor como en aquel sueño.

— riixael