07

42 9 5
                                    

Otro suspiro escapó de sus labios. Gaeul se dio cuenta.

—De verdad quiero saber qué es lo que piensas tanto.

—No es nada —dijo, restándole importancia—. Pero bueno, debes tener algo importante que decir para haberme invitado toda esta comida.

—Me conoces tan bien —la princesa se acomodó en su asiento y ordenó los cubiertos frente a ella con lentitud—. Antes de contarte, ¿te enteraste de que el rey Jongseong se casará este año?

Oh, el rey. Jiwon deseaba no escuchar más su nombre, porque la vergüenza de haberle robado algo era demasiado.

—Sí —respondió—, es de lo único que hablan en Primavera. Ya te imaginarás lo entusiasmadas que están las doncellas.

—No puedo creer lo que diré, pero quisiera ser una simple doncella, para preocuparme únicamente por vivir feliz con la persona que elija. Aquí viene lo mío, tiene que ver con este tema...

Jiwon quería lo mismo que la princesa: vivir feliz con la persona que eligiera. Elegiría a Gaeul, pero ella no estaba enterada de sus sentimientos, y aunque los correspondiera, sería imposible para ellas terminar juntas, lo sabía muy bien.

—...Creen que una mujer no es capaz de controlar un reino. Preferí guardar mis palabras para no discutir, dejaré que sigan creyendo que soy una estúpida, lista para recibir las órdenes de un hombre...

La voz de Gaeul había subido de tono, lo cual era sorprendente ya que ella apenas gritaba. Tenía el rostro de un leve color rojo y sus cejas estaban fruncidas. Estaba enojada.

Jiwon había perdido el hilo de la conversación hacia minutos atrás, sus preocupaciones se apoderaron de sus pensamientos, ni siquiera estaba escuchando a la princesa.

—Para ser sincera, estoy enojada. No. Estoy furiosa por esto, pero Heeseung no es tan malo como creía, creo que podemos hacerlo funcionar, después de todo, somos personas civilizadas. —Gaeul tenía la mirada clavada en su taza de té. Finalmente, miró a Jiwon esperando algún comentario, pero esta parecía estar en las nubes—. Parece que no me estás prestando atención.

Jiwon se sobresaltó por el toque de Gaeul en su hombro.

—O-oh, perdón, Gaeul, ¿qué decías?

La princesa negó, estaba un poco preocupada por su mejor amiga. Había notado que Jiwon actuaba distinto desde hacía semanas, pero no quería apresurarse a sacar conclusiones. Por el momento, estaría más atenta con ella.

La reunión terminó cuando no hubo comida sobre la mesa. Gaeul decidió que era mejor que Jiwon saliera a despejar sus preocupaciones, y se disculpó ya que intuyó que quejarse con ella habría llevado más peso a sus hombros.

A todo esto Jiwon apenas reaccionó. Seguía dándole vueltas al mismo asunto. Solo faltaba un día para que la chamana Hong le diera la solución para el encantamiento y no podía esperar más.

Al salir del palacio de Otoño, se encontró con Rei esperándola junto al carruaje.

Jiwon apretó los puños, conteniéndose de hablarle. A pesar de sentirse como una terrible persona, pasó a su lado sin mirarla, subiendo al carruaje como podía.

—¿No te hace falta nada? —Yujin miró la pila de ropa y objetos sobre la mesa.

—Solo la túnica, tengo que bordarla.

El periodo de prueba final se acercaba. Jiwon tendría que demostrar que estaba lista para servir a su reino, había esperado mucho para ese momento.

Cada tres años, después de un exhaustivo entrenamiento, se hacían estas series de pruebas que consistían en exámenes psicológicos y físicos. Los que aprueban se convierten oficialmente en magos y brujas de alto rango. No todos lo lograban.

Había trabajado duro para poder cumplir su objetivo, pero sentía que no estaba preparada por completo. Su atención estaba puesta en el asunto con Rei, no podía concentrarse en otra cosa que no fuese eso.

—Jiwon unnie. —Rei esperaba en la entrada de su casa, la miraba con ojos brillantes.

Era muy temprano todavía, pero estaba ahí para llegar a la florería de los An juntas.

Aunque esta vez tendría que ir solo con Yujin, porque Jiwon debía ir a su encuentro con la chamana.

Jiwon solo respondió con una inclinación mientras salía, no la miró a los ojos siquiera. Pasó a su lado como las veces anteriores, la ignoró sin disimular.

—Vamos Rei —dijo Yujin—, hoy los ramos son de tulipanes, tus favoritos.

Rei asintió, caminó a paso lento y con la expresión apagada detrás de la castaña. Le dio una mirada de reojo a Jiwon antes de irse.

Para cuando llegó a Noksan el sol ardía tanto que incluso el aire se sentía caliente. Jiwon no dejaba de sudar y las pesadas prendas de ropa que portaba en ese momento no le ayudaban para nada a evitarlo.

—¿Y bien? —dijo, boqueando por falta de aire.

—Oh, aquí estás.

—Quiero ver la solución.

—¿La solución? Claro... —La chamana rebuscó en una pila de objetos oxidados y luego se dio la vuelta—. En realidad, no la tengo.

—¿Qué?

—Escucha, de cualquier forma la persona estará enamorada, lo sé.

—¿En serio? —Jiwon rio con un deje de sarcasmo. El calor y la poca cooperación de la chamana le estaban agotando la paciencia—. ¡Está loca! Hicimos un trato, Hong. No me haga delatar lo que ha hecho.

La chamana pareció titubear.

—Bien, ¡bien! Solo tráeme algo más y te daré el antídoto para este encantamiento, lo prometo.

Love Letter ⋆ LizReiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora