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—Hemos terminado por hoy.

Cuando el profesor de técnicas avanzadas con la espada finalmente los dejó libres, Jiwon cayó rendida sobre el pasto. De su frente caía el sudor que demostraba lo duro que había estado entrenando durante el día.

Estaba cansada, pero se sentía bien.

—Jiwon.

La recién nombrada dio media vuelta, encontrándose con su mejor amiga. Cargaba una canasta, Jiwon ya sabía lo que había allí dentro porque todos los días hacía lo mismo: le llevaba comida y le deseaba suerte en su entrenamiento.

—Yujin.

—Creo que nunca dejará de sorprenderme lo rápido que has alcanzado tus poderes.

—Dieciocho es una edad promedio —dijo, de pronto se sentía abrumada.

—Comenzaste a entrenar tarde, es rápido para la cantidad de tiempo que llevas entrenando.

—Todavía tengo mucho que mejorar. —Alcanzó la canasta y sacó un durazno, esta vez su amiga había traído buena fruta.

—Lo importante es que ya dominas el agua.

Lo importante...

Sí, eso era lo más importante a su edad. Solo algunos nacían con magia, algunos podían aprender a hacer magia. De cualquier manera, pasaban por lo mismo: hacían diferentes entrenamientos y actividades en una escuela de magia.

También existía un pequeño porcentaje de personas que no tenían magia para nada. Y otro aún más reducido que no lograba desbloquear su magia.

Afortunadamente, Jiwon pudo lograrlo.

Tal vez comenzó a entrenar un poco tarde, pero eso no impidió que siguiera esforzándose para aprender más y más cada día. A veces resultaba difícil lidiar con la presión de ser lo suficientemente buena. Se hizo una promesa a sí misma nueve años atrás: sería como Gaeul.

Gaeul. Con el paso del tiempo se convirtió en una amiga cercana, no había nadie que conociera mejor a Jiwon que ella (y Yujin también). Lo que más les gustaba hacer era pasar tiempo juntas en sus ratos libres, aunque la responsabilidad de Gaeul como heredera al trono la mantenía ocupada la mayor parte del tiempo siempre encontraban la forma de estar cerca una de la otra.

Como la vez que Jiwon se vistió de doncella y se escabulló en el palacio aparentando ser una más del grupo que iba detrás de Gaeul todo el tiempo para servirle. Todo por el motivo de que Jiwon no quería asistir a clases y estar detrás de su amiga estando encubierta le parecía más divertido.

"Si se enteran, te cortarán la cabeza" le dijo Yujin antes, con tal de que se arrepintiera de hacer tal locura. Pero Jiwon sabía que Gaeul no lo permitiría aún si eso fuera cierto.

Después de eso recibió un castigo duro por parte de su madre por saltarse las clases, pero no se lamentó.

—¿Hoy irás a Otoño? —le preguntó Yujin. Se había hecho el fleco recientemente y parecía que todavía no se acostumbraba a él pues seguía quitándoselo del rostro.

—No. De hecho...

Jiwon debatió entre decirle o no a Yujin sobre lo que haría durante el día. No era que no quisiera hacerlo, es más, se moría de ganas por contarle todo, pero no tenía idea de la reacción que obtendría por parte de ella.

No sabía lo que sentía por Gaeul.

Su amiga alzó las cejas, quizás un poco sorprendida de verla titubear.

—No tienes que decírmelo.

—¡No! Es decir... Quiero hacerlo, es solo que...

—Liz. —Yujin la llamó por el apodo que le había otorgado; decía que desprendía un aroma, como la flor de Lis, desde entonces la llamaba de esa forma—. Está bien guardar algunas cosas para ti misma. Que sea tu amiga no quiere decir que me lo debas contar todo, se trata de tu privacidad.

Love Letter ⋆ LizReiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora