⇲ Tres meses de silenciosa observación, ¡Llegó la hora de pasar a la acción!
Seo ChangBin es el alfa más temido y respetado en todo el instituto, pero no ha podido evitar caer por el dulce Omega de cabello rubio y mejillas regordetas. ¿Será capaz d...
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"¡ChangBin!".
Detuvo sus pasos cuando escuchó la voz más bonita del mundo pronunciando su nombre. Una sonrisa automática se dibujo en sus labios al tiempo que se giraba y veía correr al pequeño Omega hacia él.
"Buenos días, Bin".
Los brazos de Felix lo rodearon momentáneamente, y el calor se expandió por su pecho. El dulce aroma del Omega le envolvió, mejorando su mañana al instante. Definitivamente, podría acostumbrarse a eso.
"Buenos dias, Lixie". Respondió cuando el contacto se rompió.
Los dos chicos continuaron juntos su camino a clase, charlando sobre lo deliciosas que estuvieron las magdalenas de Felix del día anterior, mientras todos y cada uno de los estudiantes que estaban en el pasillo contemplaban la escena incrédulos. Los cuchicheos y las miradas indiscretas les precedían, y es que, no todos los días se veía al estudiante más dulce y más deseado de todo el instituto abrazar al Alfa más temido. Aquello era como ver a un conejito darle la patita a un tigre; antinatural. Aquella amistad iba contra todas las leyes naturales de los círculos sociales adolescentes. ¿El marginado y el popular? ¿Esto qué es, una novela cliché de wattpad?
Cheng ya estaba en clase esperando a su mejor amigo con una sonrisa, que lentamente se desvaneció al verlo entrar charlando amistosamente con ChangBin. Cuando el rubio le vio, le dedicó una gran sonrisa y se dirigió hasta él, arrastrando al Alfa a su lado.
"Innie, él es Bin-hyung. ChangBin, él es I.N . Seguro que nunca se han presentado". Habló Felix animadamente.
"No, nunca había tenido el... Placer". Dijo I.N. con notable ironía.
ChangBin quería alejarse lo más pronto posible, no le gustaba conocer gente nueva, y que el amigo de Felix lo mirase como si fuera un secuestrador de niños en una furgoneta blanca, tampoco ayudaba. Pero Felix se veía tan feliz, tan ilusionado, como sus pequeños ojos brillando de felicidad, como si nada le hiciera más ilusión que presentarlos, como si de verdad él le importara. Aquel niño era su perdición. ChangBin se obligó a poner su expresión más neutral y a mirar a JeongIn.
"Encantado".
El chico lo miró como si le hubiera salido otra cabeza.
