Poner un pie en la reserva es inimaginable, toda su vida se ha tenido que mantener lejos de ahí, ni la sola idea era permitida por su padre, lo cuál es raro: el nació en ese lugar.
Realmente nunca quiso ir en contra de él, no tenía porque, bueno, es...
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Junto con mis amigos caminábamos por la push en la espera de pasar un momento agradable, las olas eran más agresivas de lo normal por lo cuál no me sorprendería encontrar a Zel y siendo honesto me preocupaba que algo pudiera pasarle.
Si, mi hermana era hábil en cuanto se trataba de dominar las olas pero echar un vistazo no haría daño a nadie.
A lo lejos distinguí el rostro pálido de Bella, ¿dije que tuve un pequeño enamoramiento de infancia? Bueno, si es que se le puede llamar así.
—Bella — me acerque para saludar con una sonrisa —. Aria.
—Chicas, el es Jacob — la primera me presento y yo no sabia que debía hacer ante eso —. ¿Estás siguiéndonos?
—Estás en mi reservación.
—Jake — Aria llamó mi atención, mi hermana la consideraba su mejor amiga de niñas —. Por cierto, ¿Haz no está contigo?
—Oh no, supongo que no tarda en venir, casi siempre está aquí.
Y por eso también yo.
—Bueno, ya sabemos donde encontrarla — una tercera voz hizo acto de presencia.
Aria asintió de acuerdo ante el comentario, me gire en busca de encontrar a la dueña de esta, perdí la fuerza en los labios sin poder cerrarlos por completo, creo que mi mundo se detuvo cuando conecte con aquellos ojos achocolatados, en una brevedad que pareció eterna pude detallar su rostro.
Su tez era pálida pero no lo suficiente, tenía un ligero bronceado qué hacían relucir sus lunares, labios rellenos, nariz recta, cabello castaño con ligeras ondas, ojos almendrados acompañados de cejas marcadas y largas pestañas.
—Soy Jacob — asintió.
Me he de haber visto como un idiota.
—Agatha — sonrió estrechando su mano con la mía —. En verdad tienen mucha similitud.
Por un momento las palabras desaparecieron de mi mente al no saber que hacer ante esa sonrisa, en verdad era preciosa.
—Lo malo de ser mellizos.
—Podrían hacerle compañía a Bella, no vino su amigo.
—¿Por qué no damos un paseo?
Iba a preguntar de quien se trataba pero la interrupción de Agatha no me permitió hacerlo.
—Si, sería genial — apoyó Aria ya de pie —. ¿Nos podrían mostrar?
Intercambie miradas con mis compañeros confundido, ellos se encogieron de hombros por lo cuál terminé respondiendo.
Duraron poco porque al final terminaron por irse al tener cosas que hacer.
Aria y Agatha terminaron por alejarse de nosotros, bella caminaba a mi lado por la orilla de la playa, aún no había visto a mi hermana.
