Séptimo Proverbio - ¡Obedece mis mandatos y vive!

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Hijo mío, guarda mis razones, Y atesora contigo mis mandamientos. Guarda mis mandamientos y vivirás Y mi ley como las niñas de tus ojos. (Proverbios 7:1-2)

No deja de llamar la atención que en los primeros proverbios se advierta varias veces sobre la mujer (o el hombre) inmoral. ¿Por qué Dios insiste en tener cuidado con este tipo de personalidades?

En 1 de Corintios 7:2 se nos habla de la importancia del matrimonio y que cada uno de nosotros tenga su propia mujer y su propio marido. Esto señala la importancia en el plan de Dios, sobre todo respecto a las finanzas, de una familia unida y centrada en el mensaje de Dios. Anteriormente ya hemos discutido sobre cómo el ladrón tiene como objetivo destruir esta unión y sobre todo, corromper lo que Dios ha dado. También hemos podido discutir sobre cómo una esposa o esposo correcto es dado por Dios y cómo las finanzas que se nos proveen son provistas por Dios y cómo esto es parte de lo que el ladrón busca robar, matar o destruir.

Una de las razones porque se nos realiza la advertencia se debe a que quien comete el acto inmoral tiene su corazón en el lugar equivocado. Mateo 15:19 dice que del corazón provienen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias. Aquel que está en actos inmorales, sea cualquiera de los anteriormente mencionados, tiene un corazón que no es conforme a Dios sino todo lo contrario, apartado absolutamente de Dios. Y si nuestro corazón está aparatado de Dios, ¿cómo lo estarán nuestras finanzas?

La lección se repite entre lo leído ayer y hoy. Las finanzas son el reflejo de las acciones de cada uno de nosotros. En estadística esto se llamaría un indicador de retraso o lag. La persona que se endeuda no se endeudó de la noche a la mañana (muy pocos casos son así) sino que comenzó poco a poco a través de decisiones equivocadas respecto a su dinero. La ignorancia no es excusa para no saber cómo manejar las finanzas personales porque como se nos ha dicho en los últimos siete días, deberíamos de buscar sabiduría para no tomar decisiones equivocadas. Sin embargo, lo que hacemos es llenarnos de hoy y de vivir el momento con el objetivo de disfrutar las recompensas del mundo y evitar las recompensas del cielo.

¿Acaso no es lo mismo la mujer inmoral? La búsqueda de un placer momentáneo por el compromiso del futuro. ¿El querer comer hoy afuera en lugar de ahorrar para poder tener una mejor vida financiera? O ¿El querer comprar un carro nuevo para que los vecinos nos puedan ver manejar y sentirse envidiosos? O ¿Querer vestir con ropa de última moda para hacer pensar a los otros que somos mejores? Todo lo anterior tienen la misma relación que con la mujer inmoral, la búsqueda de un placer y el maltrato a los demás.

Nuestra identidad debe estar basada en Dios. Somos hijos de Dios y eso es el mayor orgullo que uno puede portar en esta vida. No te agregará valor a ti tu ropa, tu carro, tu casa, tus viajes, tus posts en las redes sociales y cuánto intentes. Tu ya eres valioso. Tu eres lo suficientemente valioso para dejar a las otras 99 ovejas y regresar por ti. Tu eres lo suficientemente valioso cómo para regresar a casa después de haberle pedido a tu papá la herencia o de haberle deseado que se muriera y gastarla en mujeres inmorales y en fiestas. Tu eres lo suficientemente valioso para regresar y ser celebrado por tu regreso. Tu eres tan valioso como el hijo pródigo para su padre.

Así que no caigas en las trampas, ni cometas decisiones de corto plazo por los placeres del mundo. Enfócate en cómo llevar una vida de cercanía con Dios, una vida de bendición y de bienestar para ti y para Él. Coloca todos los días en sus manos tu trabajo, tu familia y tus finanzas. Es el lugar correcto para que todo lo que tienes en tu vida esté, porque al final, Él ha provisto todo. Y cuándo tengas, duda, lee al hijo pródigo sabiendo que no eres el hijo mayor que ha estado ahí todo este tiempo cercano al padre, sino que has sido hijo pródigo que tiene una invitación para regresar a casa.

Preguntas para tu día:

- ¿Cómo se encuentra mi vida moralmente?

- ¿En qué pienso al momento de levantarme?

- ¿Cómo puedo acostarme y agradecerle mi vida a Dios todas las noches?

Reflexión

En un momento del día medita sobre Lucas 15:11-32. Medita sobre la parábola del hijo pródigo. Analiza cómo en momentos de tu vida has sido quien ha regresado a casa. Observa bien que ha hecho Dios en tu vida en los momentos de tristeza y de dolor. Piensa en la importancia que tiene el perdonarte no sólo a ti sino también a los demás. 

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