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Mientras Jungkook maniobraba la limusina para dejarla atravesada al final del camino, Ava empezó a temblar de la excitación ante la idea de acostarse otra vez con él.

—No hemos hablado —le recordó, sintiéndose obligada a dejar las cosa claras.

Él apagó el motor y se volvió hacia ella. En la oscuridad era difícil ver su expresión.

—¿Qué tenemos que decir?

—Tal vez que solo somos dos amigos que se están aliviando mutuamente sus penas —a pesar de la poca luz pudo ver que sonreía—. ¿Te parece divertido?

—Lo dices como si fuéramos a compartir un cuenco de sopa —dijo al tiempo que se desabrochaba el cinturón de seguridad.

—Seguramente sea más excitante que eso —replicó ella. Dejó los batidos en el suelo, agarró la bolsa de la farmacia y también ella se desabrochó el cinturón.

—Eso espero. Espera a que salga yo primero para ayudarte. Con esos tacones no podrás ponerte de pie en un suelo arenoso.

Ava no le dijo que había salido corriendo de la iglesia con esos mismos tacones. Le gustaba que se preocupase por ella. Y tenía que reconocer que siempre se había preocupado por ella. Se preguntó si alguna vez la había amado, aunque nunca se lo hubiera dicho.

Cuando Jungkook abrió la puerta, entraron el aire salado y el sonido de las olas rompiendo contra la playa. Ava aspiró con fuerza mientras él la tomaba de la mano y la ayudaba a salir. Solo habían pasado un día en la costa, pero cada vez que ella pensaba en arena y mar, pensaba en Jungkook.

Él cerró la puerta y la levantó en brazos.

—No te lo he dicho antes, pero estás preciosa con este vestido.

Ella le rodeo el cuello con los brazos, como tantas otras veces había hecho, y lo miró a los ojos.

—Gracias —tenía que admitir que había comprado el vestido queriendo impresionar a Jungkook, no a Minho.

Había querido castigarlo por no ser él quien la acompañara en el altar, y sentía un poco de pena al estar allí con él, porque siempre había soñado con besar a Jungkook en su noche de bodas. Eso estaba a punto de ocurrir, pero no de la forma que había deseado.

Él la apretó con fuerza, protegiéndola con sus brazos del frío aire nocturno.

—Tengo que confesarte que temo sufrir el mismo problema de incontinencia que Minho. Intentaré que no ocurra, pero si es así no te preocupes, aunque ya sé que una sola vez después de todo este tiempo no será suficiente.

—Jamás me preocuparía por nada estando en tus brazos —le aseguró ella tomando su rostro entre las manos. El tacto le resultaba encantadoramente familiar.

—Quiero besarte aquí fuera, porque una vez que entremos puede que me vuelva un poco frenético y olvide cómo se hace bien.

—¿Bien? —repitió ella con una sonrisa—. No sé a qué te refieres.

—Antes de que nos desnudemos, quiero decirte... hola —sus labios se posaron suavemente sobre los de ella.

Ava sintió cómo la emoción la embriagaba. Los recuerdos de la pasión salvaje la habían hecho olvidarse de la dulzura de la que Jungkook era capaz. La besó tan tiernamente que las lágrimas empezaron a asomarse a sus ojos. Cuando la noche acabara, podría alejarse del sexo, pero no sabía si podría alejarse de aquello.

now or never | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora