𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘-𝐒𝐈𝐗

2K 183 4
                                    

MIENTRAS OBSERVABA A SU RUBIO ENTRENAR, no pudo evitar en lo mucho que sus vidas cambiaron desde que entraron en los juegos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

MIENTRAS OBSERVABA A SU RUBIO ENTRENAR, no pudo evitar en lo mucho que sus vidas cambiaron desde que entraron en los juegos. Fue secuestrada y protistuida, Finnick casi entra en una depresión terrible y ahora los dos eran soldados. 

Pero todo era para una buena causa ¿Cierto? 

—No me gusta la idea que posiblemente tengas que ir al Capitolio —murmuró el rubio mientras me observaba con fijeza.

—Puedo defenderme muy bien, Finnick —espetó ella mientras fruncía el ceño.

—Solo me preocupo por ti, no me gustaría que algo te ocurriera allá. 

—Estaré bien, estaremos bien —le reconfortó mientras acariciaba su mano. 

Entonces cuando Katniss entró la pelirroja con una pequeña sonrisa saludó a la castaña que le correspondió el saludo. 

—Por ejemplo, ésta es la zona que rodea uno de los barracones de los agentes de la paz. Tiene su importancia, aunque no es el objetivo crucial. Sin embargo, miren.

Plutarch introduce un código en un teclado y unas luces aparecen. 

—Cada luz se llama vaina. Representa un obstáculo, cuya naturaleza puede ser cualquier cosa desde una bomba hasta un grupo de mutos. No se equivoquen, sea lo que sea estará diseñado para atraparlos o matarlos. Algunas llevan montadas desde los Días Oscuros, mientras que otras se han desarrollado a lo largo de los años. 

No le sorprendió, después de todo Plutarch había sido un vigilante. 

—Si les soy sincero, yo mismo creé algunas. Robé este programa cuando nos fugamos del Capitolio, así que es nuestra información más reciente y no saben que lo tenemos. Sin embargo, es probable que hayan activado más vainas en los últimos meses. Se enfrentaran a esto. 

Katniss y Finnick  avanzan, las similitudes eran demasiadas como para no nortarlas. La pelirroja se quedó en su lugar con el cuerpo completamente tenso. 

Era otra arena, una maldita arena. 

—Damas y caballeros... —dice Finnick en voz baja.

—¡Que empiecen los septuagésimo sextos Juegos del Hambre! —exclamá Katniss. 

—Ni siquiera sé por qué te has molestado en hacernos pasar a Finnick, a Narcisa y a mí por el entrenamiento, Plutarch —comenta la adolescente. 

—Sí, ya somos los dos soldados mejor equipados de los que dispones —añade Finnick en tono engreído.

Narcissa rodó los ojos, ella sin duda alguna apreciaba el entrenamiento que le habían dado, nunca se obtenían suficientes conocimientos. 

—No crean que no soy consciente de ello —responde él, agitando la mano con impaciencia—. Venga, volved a la fila, soldados Odair y Everdeen. Tengo que terminar la presentación.

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐎𝐍𝐄 𝐃𝐀𝐘 || 𝐅𝐈𝐍𝐍𝐈𝐂𝐊 𝐎𝐃𝐀𝐈𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora