◀010▶

2.1K 284 28
                                    

Jade había llegado hace algunos momentos al puerto, y apenas llegar no tardo en ser acaparado por su "captora", osea la segunda princesa de Arbezela, Ariana, la cual tenia el descaro de sonreír y mostrarse desvergonzada tras haberlo prácticamente chantajeado

—Entonces, ahora eres "Mi joya" y me perteneces –declaró mientras acercaba su rostro al contrario con una sonrisa satisfecha– Lo entendiste, Jade? –el joven apretó los puños con rabia contenida, le hablaba como si fuera una mera mascota a sus ojos, un simple objeto hecho para satisfacerla-.

—...si, como descendiente de san Meldea, con el poder de descifrar las corrientes que mueven el mundo, prometo que mis  acciones serán honorables –respondió con desgano mientras apartaba la mirada con incomodidad-.

—Ariana, deja de hostigar al pobre hombre –regaño Aurora mientras hacía presencia ante ellos, siendo escoltada por Artemis, todos se inclinaron rápidamente– Sir Jade, es un placer verlo otra vez –Saludó con cortesía mientras se acercaba animada al de cabellos azules-.

—Es un placer verla princesa Aurora, que la bendición de los dioses siempre la acompañe –respondió con seriedad aquel saludo, no tenia una buena impresión de Ariana, así que suponía que su hermana mayor sería igual ya que eran familia-.

—Oh por los dioses, no seas tan modesto –río suavemente, tomo el mentón del mayor y lo alzo suavemente conectando sus miradas– estarás a mi cargo a partir de ahora, así que no hay necesidad de ser tan formales –ante aquella declaración todos quedaron asombrados-.

—Qu-que...? –tartamudeo sorprendido el meldea, sin embargo fue interrumpido por la albina la cual se encontraba furiosa-.

—Que estas diciendo?! Jade es de mi propiedad! –reclamo con enojo, trato de acercarse pero fue detenida por Nell– no puedes quitármelo! –pataleo tal cual niña pequeña tratando de safarse del agarre de su primera joya-.

Aurora suspiro con cansancio notando como varias miradas curiosas se enfocaban en ellos

—Ariana –la llamo pero esta fingió no escucharla– Ariana –la llamo por segunda vez en un tono de advertencia que la menor no tardo en entender deteniéndose al instante– compórtate, eres una princesa, así que actúa como tal, no avergüences más a nuestro imperio –aquello dejó de piedra a la de cabellos blancos, Aurora al ver que ya no iba a hablar más camino en silencio al interior del barco, siendo seguida por su prometido y el de hebras azules-.

Tanto Nell como Raymond se quedaron hipnotizados viendo como se alejaba su figura, el moreno pareció reaccionar al sentir a la menor temblar bajo se agarre, enfoco su vista en ella con cierta preocupación

—Princesa Ariana...? –preguntó dudativo– es encuentra bien? –volvió a hablar ante la falta de respuesta-.

Ariana solo se soltó de su agarre en un movimiento brusco, antes de ingresar al barco con la mirada agachada, aquello solo provocó que los susurros de los transeúntes aumentarán, como podía la segunda princesa comportarse de tal manera?

Los dos hombres parecieron salir del shock y rápidamente ingresaron al barco corriendo tras la albina la cual se encerró en su recamara correspondiente totalmente furiosa

Ariana miró a su alrededor, se acercó a su tocador y no dudo en tirar todo lo que se encontraba sobre él al suelo, pisandolo con rabia buscando calmar su ira, luego de hacer eso se tiro sobre su cama y ahogo un grito frustrado contra su almohada

Todo esto fue escuchado por sus dos joyas que se encontraban al otro lado de la puerta

—Deberíamos entrar –ante lo dicho por Nell su compañero lo miro como si estuviera loco-.

Sunrise | Las joyas de la princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora