Que Fuera Un Sueño

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"—¡¿QUÉ HICIERON QUÉ?!—Grité apretando mi mandíbula; sus cabezas rodarían por todo el campus si no me daban una buena explicación.

—¿Por qué te enojas? No hicimos nada malo —Ross alzó sus manos en forma de defensa.

—¡Me metiste en una app de prostitutas!—Grité tratando de desinstalar la aplicación.

—Número uno—Hailee se unió a la pelea alzando su dedo índice—No es una app de prostitutas, es una app de Sugar Mommys. Y dos, dijiste que necesitabas trabajo para irte de la casa de tus padres lo más rápido posible—Le dio un bocado a su sándwich.

—¿Tan solo entiendes la gravedad de esto?—Pasé una mano por mi rostro con frustración—Cuando me refería a trabajo, me refería a algo "normal" en todo el sentido de la palabra—Expliqué con obviedad.

—Oye, escúchame—Ross tomó mis manos—Lo mínimo que puedes pedir por noche son mil quinientos dólares, ___________, tendrás dinero y además, por fin, vas a poder confirmar si te gustan las chicas o no. Mira, dos por uno—Comenzó a reír junto a Hailee, pero se detuvieron al ver mi rostro.

La campana sonó, indicándonos que debíamos volver a nuestras clases.

—Escucha, solo descargamos la app. Piénsalo y cuando decidas, nos llamas y te ayudamos a armar el perfil; es fácil—Comenzamos a juntar nuestro almuerzo.

—T-tú... ¿lo haces?—No pude evitar que la curiosidad me ganara. Era demasiado dinero. Con tan solo ocho noches, podía cubrir el mes de la universidad y dedicar mis ahorros a buscar algún departamento.

—Lo hice unas cuantas veces. Me compró un móvil y logré que me pagara el departamento; además, él fue el que habló con uno de sus contactos para que entrara a mi trabajo—Abrí mi boca sorprendida. Tal vez... no está tan...

¡NO, ___________! No te atrevas.

—Oye, no te agobies. Solo piénsalo; tienes tiempo si es que aguantas un segundo más en casa de tus padres—Hailee pasó su brazo por mis hombros y caminamos hacia la universidad."


—Ya pueden irse. La voz del Profesor me sacó de mis pensamientos, obligándome a levantarme y reunir mis cosas para salir de la sala de conferencias.

Caminé por el pasillo sumergida en todo y a la vez en nada.

El frío me envolvió en cuanto salí de la Universidad. Papá estaba usando mi coche, así que me tocaba volver caminando a casa.

Me tomé el tiempo de meditar las cosas, preguntarme si realmente quería irme de la casa de mis padres y si estaba segura de abandonar mi sueño de ser neurocirujana. Era algo que había planificado desde pequeña y que de pronto se había desvanecido así, como si nada.

—¡Miren quién llegó!—Victoria me señaló, obligando a que todos sus amigos pusieran sus miradas en mí.

—Hola, Peque—Adam pasó por mi lado, dejando un pellizcón en mi cintura haciéndome reír.

—Hola chicos—saludé en general, acercándome a Victoria—. Ni creas que yo te ayudaré a limpiar todo esto antes de que lleguen papá y mamá—aclaré, mirando sus ojos.

—Eres una muy mala hermana—se cruzó de brazos y me encogí de hombros.

—Buenas noches—caminé hacia mi habitación, me recosté en la cama y bufé, observando mi móvil. El recuerdo aún vagaba por mi cabeza. Estaba a punto de cometer la peor estupidez de mi vida.

Tomé mi laptop y llamé a Ross y a Hailee

Después de unos minutos, atendieron.

—¿Lo pensaste?—Hailee sonrió con ansias.

—La vida es una y no quiero vivirla en esta pocilga—suspiré, pensando en la reciente pelea que había tenido con mis padres.

—Muy bien, entra a la app—me ordenó Ross y tomé mi móvil, haciendo paso a paso lo que este me indicaba.

Luego de llenar algunos datos sobre mí, llegó la hora de las fotos.

—¿Desnuda?—pregunté abriendo mis ojos en grande.

—No tiene que ser desnuda, solo se debe notar tu cuerpo, ya sabes, para darle algo de imaginación a esas señoras hambrientas—explicó Ross

—¿Qué haré si me toca alguien muy mayor?—pregunté mientras buscaba algún conjunto apretado.

—Cerrar los ojos y pensar en el dinero—agregó Hailee haciéndome reír.

—Pensar en el dinero...—repetí mientras me colocaba frente al espejo.

—Eso, piensa en el dinero—Ross me alentaba. Tomé mi móvil y saqué algunas fotos—. Bien, ahora solo las publicas y listo—hice lo que me ordenó y quedamos en un rotundo silencio.

—Bien...—susurré.

—Bien...—repitió Ross. Creo que hasta este momento ellos no se habían dado cuenta de la gran cagada que estábamos haciendo.

—Buenas noches—murmuró Hailee. Me acerqué a la laptop y luego de despedirnos, corté la llamada. Caminé hacia mi cama y me acurruqué en las sábanas, deseando que esto fuera un tonto sueño.












Espero que les haya gustado díganme si deseando que siga


𝐌𝐨𝐦𝐦𝐲 (𝐒𝐜𝐚𝐫𝐥𝐞𝐭𝐭 𝐉𝐨𝐡𝐚𝐬𝐬𝐨𝐧 𝐲 𝐭𝐮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora