Señorita Lo siento

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-Buenos días, mamá -La saludé en cuanto entró a la cocina y le extendí el café que le había preparado.

-Buenos días -Su voz sonó algo seca. Aún seguía enojada por nuestra charla. Papá no tardó en bajar las escaleras y acercarse. No había preparado nada para él. No me interesaba arreglar las cosas con él.

Desayunamos en un silencio cómodo. Nadie decía nada. Tal vez era por la pelea sobre mi futuro o tal vez ninguno de los tres deseaba estar despiertos a las seis de la mañana. De todas formas, tomé mi mochila y me levanté.

-Yo y tú, madre, saldremos a cenar esta noche -Mencionó papá, llamando mi atención.

-Bien -Me encogí de hombros y salí por la puerta topándome con Hailee y Ross allí.

-Buenos días, baby -Hailee pasó su brazo por mi hombro mientras me miraba burlona.

-Idiota -Rodeé los ojos ante el apodo.

-Oye, solo te estoy llamando por tu trabajo. Antes te decía "Doctorcita" y bueno... la situación económica intervino en los apodos -Pellizqué su cintura, sintiendo mis mejillas arder de pura vergüenza.

-¡Auch! -Se quejó sobando el lugar.

-Dejen de pelear. ¿Te llegó alguna invitación? -Intervino Ross.

-Aún no -Negué.

-Oye, está bien... hay que darle tiempo. No dudo que alguna viejita te quiera chupar la juventud -Hailee rio junto a Ross.

-¡Basta! -Me quejé cruzándome de brazos y haciendo un puchero.

-Está bien, está bien... -Ross paró de reír para envolverme en sus brazos.

Los tres llegamos a la universidad agotados, pues solía pasarlos a recoger en mi coche y nadie debía caminar, pero ahora nos tocaba, y la costumbre se nos había ido.

-Mira quién viene ahí -Hailee me golpeó en mi hombro llamando mi atención.

Bruce llegaba en su motocicleta. Se quitó el casco dejando ver su cabello castaño. Sus ojos se dirigieron hacia los míos, y no pude evitar apartar mi mirada. Aún no superaba que me había ido corriendo cuando intentó declararse. Los nervios me habían consumido, y no sabía qué hacer.

-No puedo creer que lo hayas rechazado -Susurró Ross.

-No estaba lista. Además, tengo mis motivos para pensar que no duraríamos ni un mes. Bruce era todo un don Juan; tenía todo el tiempo a una manada de idiotas corriendo detrás de él, y él solo dejaba que eso pasara, incluso cuando yo estaba allí.

-¿No has aprendido a compartir en el jardín de infantes, cielo? -Preguntó Ross, guardando sus cosas en su casillero.

-Por eso siempre te ponen el cuerno, Ross -Habló Hailee.

-Y lloras como una niñita -Agregué, recibiendo una mala mirada de su parte.

-Oigan, Dylan hará una fiesta esta noche -Hailee nos mostró su móvil-. Debemos ir.

-Iré -Afirmó Ross, y ambos me miraron.

-Me siento un poco mal -Toqué mi barriga fingiendo dolor.

-¡Por favor, _________! ¡Nunca sales de casa! -Se quejó Ross, tirando de mi chaqueta.

-Oye, oye -Lo detuve-. Lo voy a pensar -Suspiré.

-Bien, vamos -Hailee entrelazó nuestros dedos y caminamos hacia nuestra primera clase del día.

(...)

Ding! ¡Ding!

Intenté ignorar los mensajes que estaban llegando hasta que el móvil comenzó a vibrar.

𝐌𝐨𝐦𝐦𝐲 (𝐒𝐜𝐚𝐫𝐥𝐞𝐭𝐭 𝐉𝐨𝐡𝐚𝐬𝐬𝐨𝐧 𝐲 𝐭𝐮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora