¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En toda su vida, jamás pensó en llegar hasta ese punto.
Enamorarse le era algo indiferente, nunca hubo nadie que le hiciera suspirar o hacerle quedarse más de un par de días después de un encuentro, ¿qué gracia tenía? Lo mejor era ser los que no se topaban y los que se quedaban como un recuerdo, para bien o para mal.
Eso, hasta que se dio cuenta de su situación con Scott.
No es como si no hubiera esperado no sentir nada con aquel con el que comparte casa y cama, sería evidente en cierto punto, el querer acercarse más al castaño. Notar sus pequeñas pecas en su cuello, despeinar su cabello, deslizar sus dedos en su piel y ver como se estremecía ante el toque que equivalía a una pluma.
Pero veamos...
¿Acaso Scott era lo suficientemente interesante? Era un chico promedio, con una vida promedio y amigos promedio.
Por qué gastaría el tiempo en...
──¡Wallace! ──Se fijó en el que le llamaba, el cual le mostraba un plato con huevos revueltos encima de un pan tostado, además del tenedor. El mencionado se hallaba sentado en su sillón, a casi nada de dormirse ahí, después de un día atareado en el trabajo.──, Si no comes nada luego qué será de ti.
Recibió la comida en silencio.
──Oh. ¿Sabes si tenemos suficiente comida para la semana?
──Ni idea. ──Comenzó a comer, en tanto notaba que el otro se iba a la cocina, seguro que a revisar las provisiones.
El castaño miraba las alacenas, la nevera y cualquier lugar en el que pareciera que hubiera alimento.
──Ow, casi no tenemos pan...
──Y, ¿qué harás?
──¿Tienes dinero? Yo voy y lo compro rápido.
──Hey, tonto. Espérate que no llevo ni la mitad.
──Pero puede acabarse el pan. ──Hizo un pequeño puchero que el de cabello oscuro no consiguió ignorar.
Un muchacho de ojos tristes, pero bonitos.
──Voy contigo, puede que gastes más de la cuenta. ──Con brevedad, acabó lo que había en su plato y lo dejó en el mesón.──, Bien, ¿algo más que falte?
──Casi no hay gaseosa, ni sopa instantánea... Ni vino.
──O sea, lo más importante.
──¿Ves? Vámonos. ──Sin consultarle, agarró a Wallace de la muñeca para llevarlo a la puerta. A punto de abrirla el más alto lo detuvo.
──Scott, espera. ──Se colocó el abrigo y tomó las llaves.──, ¿Te irás así? Hace frío. ──Señaló a la camiseta del contrario.
──Sí, dale, al super. ──Al querer salir, la brisa fría lo golpeó. Wallace le proporcionó la chamarra azul al contemplar al más bajo tiritando.
