One shots Levi Ackerman

Un amor más allá del deber: el improbable romance de un capitán pt.1

Levi

Ese día en particular habían estado demasiado insistentes con ir a un bar popular de la zona aunque para ser sincero la idea me parecía desagradable, era de conocimiento público que más que un bar el lugar era un burdel clandestino, si por mí fuera ya estaría cerrado, no soportaba la idea de varias mujeres siendo tratadas como meros objetos, pero como algunos superiores asistían a dicho «centro de entretenimiento» era imposible hacer algo.

—Capitán Levi por favor será divertido, usted nunca sale.

—No necesito ir a lugares como esos, si ustedes quieren ir son libres de hacerlo pero yo me quedo aquí.

—De cualquier manera hoy nos toca guardia por ese barrio—Interrumpió Erwin—no nos haría daño pasar a beber algo.

—¿beber en horas de trabajo? Tch por su puesto que no.

—¿de que te quejas si tú ya no estás en horario laboral?

—Aún así...

—Un tarro y ya, es para afrontar el frío de mi jornada, anda Levi hazlo por mi.

—Que fastidio...

Al parecer entendió el comentario como un:«esta bien» y tomó mi chaqueta rápidamente del perchero.

—Démonos prisa, escuché que hay un nuevo espectáculo que todos aman.

Bufé con fastidio, sin lugar a duda un nuevo espectáculo de ese lugar no significaba algo agradable de ver, al menos para mi. Mientras caminaba al lugar rodeado de mis subordinados y Erwin (quien era mi mejor amigo) varios pensamientos invadieron mi mente, se que nadie entendía el porqué de mi mal humor y no podía culparlos pues para ser sincero no me tomé la molestia de explicarles nada pero...

Por un reflejo involuntario sujeté mi corbata, esa que había hecho con un vestido de mi madre en los últimos años que viví en aquel lugar. Nuestra casa había sido embargada después de su muerte, siendo un niño no podía mantenerme allí por lo que me vi en la necesidad de abandonar el que una vez fue mi hogar llevándome conmigo el único recuerdo de mi madre, pero como no podía llevar toda la prenda...

Suspiré mientras recordaba el rostro enfermo de la mujer que me había traído al mundo, le gustaba vestir de blanco y era en extremo elegante y delicada, solíamos tomar el té mientras me leía historias increíbles de amor y fantasía, mi madre se ganaba la vida vendiendo su cuerpo, yo le había prometido que en algún momento cuando fuese mayor le daría la vida que merecía, siempre tuvo un gran corazón y lo poco que tenía lo compartía con todos, ella merecía una vida digna pero contrajo una enfermedad gracias a ese estúpido trabajo...