La reina de los demonios (Muzan x Giyuu)

Esto no puede ser posible.

-(¡Finalmente terminé!)-Arrojaría sin problema alguno el trapo húmedo con el que se encargaría de limpiar la cocina. Ya era algo tarde, el sol se había ocultado ya. Un par de mujeres habían llegado a cocinar sus cenas, cosa en la cual las ayudaría. Muchas al no saber realmente cómo cocinar, terminaban por ensuciar más de lo que realmente querían. Y tras terminar de limpiar notaría la clara ausencia de sus pequeñas. Desde el almuerzo que no las veía, pues para no aburrirlas las mandaría a jugar mientras se encargaba de la limpieza.

Estaba agotado, hoy el día había sido más pesado que los anteriores. Podría deberse a que su cuerpo, luego de tantos meses de confinamiento, finalmente volvía a adaptarse a una rutina. Suspiró, saliendo finalmente de la oscura cocina. Debía ir a buscar a sus niñas y darles de comer antes de ir a dormir. Eran enérgicas, por lo que debía mantenerlas bien alimentadas. El no verlas no era una preocupación. Las niñas sabían por donde debían moverse, y la zona por la que normalmente rondaban era una restringida para los clientes. 

-(Además de que les dejé bien en claro que no deben acercarse mucho a la entrada una vez cayera la noche. Realmente no quisiera matar a nadie que se atreva a siquiera mirarlas de forma asquerosa)-Usaría su mano para abanicarse. El día había sido bastante caluroso, y el estar tanto tiempo dentro de la cocina solo empeoraba el horrible calor que cubría su espalda-(Hace mucho calor)-Pensó, limpiando el sudor de su frente con una de sus mangas-(Pero ya pasará)-Sonrió, subiendo animado las escaleras-(Con estar en los brazos de mi novio por el resto de la noche me bastará)-Casi daba saltitos para llegar más rápido-(Ay, hace mucho tiempo que no me sentía así. Mi Gyutaro siempre me trata bonito)-

Llegaría hasta el último tramo de escaleras, visualizando a lo lejos cierta habitación. El día fue muy caluroso, demasiado, y la carne se estropeaba con el calor. Aquello no le gustaba.

-(Aún así, sé que ya habrá otra ocasión en la cual poder alimentar a Gyutaro. Me gustaría agradecer de alguna forma todo lo que a hecho por mí)-Suspiró, ya no queriendo darle más importancia al asunto. Seguramente a la próxima tomaría mejores medidas-(Como sea, ya habrán otras ocasiones. En un lugar como este, es lo más probable. Aunque sería una pena, ya me encariñé con las chicas)-Caminaría hasta la puerta de su habitación, aunque se detendría a nada de abrirla. Dentro escuchaba algo de disturbio, claramente tratándose de su cuñada cuando reconoció su voz.

-¡Genya-San!-Para su sorpresa, su cuñada se abalanzaría casi por completo sobre él en cuanto deslizó la puerta-¡Tienes que hacer algo!-La miró con sorpresa, preguntándose si acaso algo había pasado.

-¿Qué sucede?-Vería a Gyutaro sentado en el suelo con calma. Su rostro ya no estaba cubierto por ese horrible sombrero que ya comenzaba a detestar. Él le miró con una sonrisa, alegre por verlo por fin llegar.

-¡Mi hermano no sabe cuidar de su apariencia!-Exclamó, como si fuese lo más terrible en el mundo-¡Debes hacer algo! ¡Yo he estado todo este rato tratando de convencerlo, pero dice que simplemente eso no le importa!

-Bueno,tampoco es como que yo pueda hacer mucho. No le puedo obligar a hacer cosas que no le gustan-Suspiró al saber que no se trataba de nada realmente malo.

-(Tratándose de ti, eso ya depende)-Pensó el demonio, sonriendo para sus adentros

-¡Pero al menos intenta!-Rogó ella, sin soltarle-¡Hasta tú te cuidas más que él!-

-Bueno, bueno-Trató de calmarla-Veré que hago, tranquila-

-¡Ay, por favor!-Le abrazó con ligera fuerza-Al menos convencelo de bañarse-Diría en un tono más bajo, pues no buscaba realmente exponerlo de esa forma.

-¿De bañarse? (Pero si Gyutaro ni siquiera huele a alguien que no se baña)-Se cuestionaría lo último-(¿Será acaso que ser un demonio te da cierta capacidad de no sudar?)-Ella le volvería a mirar, esperando una respuesta-Uff... Está bien-Aceptó, para el alivio de su cuñada-Pero será luego. Todavía me falta alimentar a las niñas-