Abismo [bl/yaoi]

1.

Soy Kumiko Yobara, y morí a los 16 años. Y hoy, les contaré mi historia.

Todo comienza cuando una científica decide juntarse con un extranjero por su quirk, y decide tener hijos con él solo para experimentar con ellos.

El primer hijo? Un completo fracaso, nació con un quirk sobre polinizar plantas. Fue hasta la segunda hija que tuvo un completo éxito, pues salió con 2 quirks, el de su padre que puede convertir su sangre en obsidiana super resistente, y también poder crear esa misma obsidiana de sus manos.

Y esa hija, soy yo.

Mi madre decidió tener una tercera hija para probar su suerte, pero no resultó y tuvo un quirk muy inútil.

A pesar de sus malas intenciones, tuve una buena infancia. Recuerdo jugar con lodo y convertirlos en pasteles con mis hermanos. Recuerdo saltar charcos y sentir el frío de la lluvia mientras reía con mi padre. Mi madre era alguien muy amable, y siempre cuidaba de mí. Fue hasta los 7 años que comenzó todo.

Recuerdo que mi madre experimentaba conmigo atándome a una silla e inyectándome cosas, que me hacían alucinar, vomitar y sangrar. Era todo un infierno.

Una noche decidí decirle a mi padre lo que me hacía, y mi padre decidió escapar con mis hermanos y yo. Cuando íbamos por salir una voz en mi cabeza me dijo que saltara del auto o si no mi familia moriría, sabía que era mamá utilizando algún tipo de quirk, por lo que salté del auto en movimiento, rodando hasta sangrar, pero todo fue una trampa. En cuanto me detuve miré como el carro explotaba y los cuerpos de mi padre y hermanos salían volando mientras se despedazaban.

No me quedó de otra que obedecer a mi madre.

Solo vivía para los experimentos de ella, ya que cuando no experimentaba conmigo me dejaban en un cuarto diminuto encerrado.

Hubo una vez a mis 13 años, que intenté matar a mi madre con una jeringa, pero ella con sus quirks me detuvo, apenas le hice una cortada. Por castigo de rebeldía me ataron a la silla de experimentos, me abrieron el vientre sin anestesia, sacaron mis órganos reproductores y me obligaron a comerlos. Solo gritaba y lloraba de agonía. Desde ese día nunca desobedecí a mi madre de nuevo.

Fue hasta que cumplí 16 años que por suerte mía unos héroes profesionales me rescataron, pero no pudieron capturar a mi madre.

Uno de ellos era profesor de la UA por lo que decidieron integrarme a esta escuela.

Terminé en la clase 1A. Por si se lo preguntan si sabía sobre estudios generales, muchos de los experimentos eran sobre mi capacidad intelectual por lo que estudiaba lenguaje y matemáticas.

Aún así me fue difícil integrarme, hasta que un chico de cabello verde y pecas me comenzó a hablar, y gracias a él pude hacer amigos.

Al final me hice amiga de todos excepto de alguien, Katsuki Bakugou, era un chico serio que nunca reía, pero se enojaba mucho y gritaba. Cuando lo ví pelear en los entrenamientos fue increíble, no solo había visto a alguien muy fuerte, era alguien valiente, obstinado, e increíblemente grandioso. Verlo querer ser el más fuerte y compitiendo con mi amigo Izuku, el de cabello verde, fue una de las cosas que más me inspiraron a seguir creciendo. Y sin darme cuenta me enamoré profundamente de él.

Todo iba bien, me sentía muy viva, y más cuando interactuaba con Katsuki. Pero en segundo año cuando estuvimos en el caso de un villano que vendía droga, la alegría terminaría. Al final resultó ser mi madre, lo supe ya en el campo de batalla y también supe que ella podía destruir todo lo que amaba como lo hizo una vez. Por lo que me enfrenté a ella con todo lo que tenía. Gracias a los entrenamientos de la UA me hice más fuerte por lo que pude hacerle frente.

Creaba cuchillas y me lanzaba hacia ella. Íbamos tan rápido que nadie pudo intervenir en la batalla.

Y por fin pude matarla. Sentí como un peso enorme se iba de mi espalda, me sentía tan libre como si estuviera volando por los cielos.

Y justo sentí como me tambaleaba y caía al suelo, no me había dado cuenta que estaba muy herido, tenía un hoyo enorme en el costado.

Ví como mis amigos venían hacia mí y comenzaban a llorar. Solo pude sonreír y decir:

-Gracias

Pasé de ver borroso a no ver absolutamente nada, el dolor se esfumó. No sentía nada, y sentí como pasaron milenios pero a la vez solo un segundo cuando de repente sentí como me sostenían. Lloraba para poder respirar, y empecé a abrir mis ojos. Veía muy borroso pero alcancé a ver a dos personas muy felices llorando por mi bienvenida.

Por alguna razón había vuelto a nacer, tengo otra oportunidad de ver el mundo y no la desperdiciaré, pero hay algo que me intriga, ¿de quién es la culpa de que haya renacido? Tendré que averiguarlo. Pero por mientras, disfrutaré de mi nueva niñez.