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—Llamando a Nishimura Riki ¿Estás ahí?
Taki intentó llamar a su mejor amigo que se perdía en sus pensamientos por décima vez en el día, pero nada funcionaba, al parecer aún no salía del Efecto Yang Jungwon.
Kazuha llegó corriendo a la mesa y con un fuerte estruendo dejó caer sus libretas a la mesa, sacando de sus pensamientos al menor del grupo y tal vez a media cafetería.
—¡Aleluya! —Gritó Taki mirando hacía arriba dramáticamente.
—¿Cómo te fue en tu cita ayer, Ni-ki? —Interrogó Kazuha. El aludido dejó ver una sonrisa risueña en su rostro.
—Yo que tú, no estaría tan contento —Repusó Taki. —El entrenador estaba verde ayer cuando no te vió en la cancha, y aún peor cuando Jeongin hyung llegó con tu orden de descanso. ¡Fue una pesadilla! —Se jaló de los cabellos.
—¿Y no hiciste nada por calmarlo? —Murmuró con picardía Kazuha recibiendo un golpe en el brazo de parte de Ni-ki.
El primer día en que pisaron la preparatoria, Takayama Riki había puesto su atención en un chico igual japonés, alto y esbelto, lo había visto cargar un yeti con el emblema de los del equipo de basquetbol y no dudó ni un minuto más antes de inscribirse al club de aquel deporte y de paso arrastrar con el a Ni-ki, solo para ver a aquel jugador más tiempo. Pero grande fue su decepción al darse cuenta de que el chico no era un alumno de la escuela, sino el entrenador del equipo oficial, Taki supo que por más que intentara, Koga Yudai —Como descubrió que se llamaba el entrenador—, jamás le haría caso, pues las relaciones alumno-profesor estaban prohibidas allí y en cualquier lugar del mundo, aún así decidió postularse para ser parte oficial del equipo e incluso era titular junto a Ni-ki, todo con tal de pasar más tiempo con su entrenador. El tema de su entrenador siempre ha sido un tema sensible en la mesa del trío japonés, pues aunque Taki solía decir que era un tema menor, fueron muchas las veces en las que la pareja de Yudai iba a los partidos para apoyarlo y al equipo que entrenaba, eran una pareja que solían demostrarse mucho afecto y al mayor entre los Riki siempre le afectaba aquello.
—Hablaré con él más tarde, siento no haber ido ayer, no pensé que el entrenador se enojara mucho —Respondió Nishimura. Taki solo asintió mientras seguía comiendo de su cóctel de frutas y miraba la mesa como si fuera la cosa más interesante del mundo, al parecer había decidido que era todo lo que iba a comunicarles aquel receso. El menor miró mal a la única chica del grupo y esta solo se encogió de hombros con una mueca que reclamaba inocencia.
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