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Jungwon miró la hora en su teléfono por milésima vez en el día, aquel día ninguno de los japoneses había asistido a clases, no los vió durante el almuerzo ni mucho menos en los entrenamientos de básquetbol, por el contrario a quien se había encontrado era a Park Jay, quién no perdió la oportunidad en acercarse al indefenso Yang.
—Jungwon ¿Qué te trae por aquí? —Saludó Jay sonriendo como un muñeco.
—¿Sabes por qué Ni-ki no ha venido hoy? —En realidad Jungwon fácilmente pudo haberle enviado un mensaje al japonés para preguntarle de su estado, pero pensó que tal vez Ni-ki pudiera ayudarle a alejar a Jay de manera más disimulada aún si no estaba presente.
—No, realmente no lo sé, ni él ni Takayama han venido hoy a clases —Respondió Jay intentando ocultar la incomodidad en su voz. —Yo… no sabía que salías con Nishimura.
Jungwon sonrió apenado, al parecer más de una persona creían que Ni-ki y él eran pareja.
—No estamos saliendo realmente —Se sinceró el pelinegro. —Pero yo le gusto y él me gusta, supongo que naturalmente terminaremos saliendo algún día.
—Wow Yang, sí que sabes cómo dejar a alguien fuera del juego —Su voz sonó herida y ofendida, pero no causa ni una gota de remordimiento en el menor de los dos.
—Venga Jay, tú no querías algo serio conmigo.
La boca del acusado se abrió realmente ofendido ante la respuesta de Jungwon.
—¿C-cómo puedes saber eso, Yang Jungwon?
—Por que en todas estas veces que hemos intercambiado palabras, tus ojos siempre se dirigen a mis caderas, mis piernas o directamente a mi trasero —Fue el turno de Jungwon de sentirse ofendido y levemente enojado. —Nishi al menos tiene la desencia de mantenerme la mirada, no importa cuántas veces lo haya intimidado o me haya burlado de él, siempre es respetuoso conmigo en todos los sentidos.
—Hablas como todo un virgen, Yang —Espetó ya enojado el americano.
Jungwon frunció el entrecejo al escuchar eso.
—¿Y si es así a ti qué, Park Jeonseong? No es algo que debería importarte.
—No lo decía para insultarte, Won —Intentó corregirse el mayor.
—Pero lo hiciste, no vuelvas a dirigirme la palabra, Park —Y se fue echando humos de la cancha, con al menos la mitad del equipo de básquet presenciando la discusión.
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