CAPÍTULO 1

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Hange siempre fue una buena amiga para Levi, y cuando había llegado a casa, llorando, no dudó en hacerlo entrar. Le sirvió un vaso con agua para lograr calmarlo y así poder escucharlo, poder oír todos los balbuceos sin sentido que soltaba.

Erwin ingresó minutos después con la pequeña Lara en brazos, sin embargo, al ver a Levi llorando sin control alguno, hizo un gesto de sorpresa atónita. No hizo preguntas, sólo se llevó a la niña lo más rápido que pudo de allí.

Sin embargo, Levi alcanzó a oír las palabras inocentes de la pequeña:

―¿Por qué tío Levi llora?

Su corazón se quebró un poco más.

Hange no lo presionó a hablar, esperando en silencio a que se calmara, a que pudiera tener la suficiente tranquilidad como para poder decir algo. Eso llegó segundos después, con Erwin entrando al comedor. Su amigo se sentó al lado de Hange, tomándole la mano a su novia, y esa visión lo hizo sentir patético y miserable.

―Eren me pidió el divorcio.

Su mejor amiga abrió los ojos por la sorpresa, en tanto Erwin soltaba una maldición, aturdido.

Por supuesto, nadie se lo esperaba. ¿Quién iba a pensar que Eren le pediría aquello cuando fue él quien dio siempre los primeros pasos para todo?

Cuando se conocieron, fue Eren quien lo salvó de ser objeto de burlas en la preparatoria, debido a lo asustadizo y torpe que fue Levi el primer día de clases.

Fue Eren quien le pidió salir y quien le dio un beso.

Fue Eren quien le dijo que deberían irse a vivir juntos.

Fue Eren quien le pidió matrimonio.

Y, ahora, parecía ser Eren quien quería acabar con todo.

Sin embargo, a pesar de que pareciera que era Eren quien tenía que tomar esas decisiones, no era como si Levi nunca hubiera puesto de su parte. Levi era, como veía todo el mundo, la persona que podía sacarle una sonrisa enamorada a Eren con una acción tan tonta como un beso sorpresivo, y la única persona que lo hacía bajar las defensas totalmente, haciendo que se comportara de una forma infantil e, incluso, caprichosa.

Para todo el mundo, no había Eren sin Levi, y no había Levi sin Eren, porque hacían una de las parejas más bonitas y honestas que se podían ver.

Pero, al parecer, las cosas no eran tan felices como le mostraban al resto.

―¿Por qué? ―preguntó Hange en voz baja.

Los labios de Levi temblaron.

―Dice que no me ama ―su tonó se rompió y las lágrimas volvieron a salir―. Ya no me ama, Hange. Eren ya no me ama.

Levi quería negárselo, ver lo inevitable, pero no era tonto, y mucho menos un adolescente enamorado: si Eren lo decía, era cierto.

Porque Eren jamás le mentiría con algo tan importante como eso, Levi lo sabía.

Eren siempre era brutalmente honesto con sus sentimientos, tanto que, a veces, no se daba cuenta de que sus palabras le hicieron mucho, mucho daño.

Tomó un poco más de agua.

―Está enamorado de otra persona ―barboteó, antes de romper a llorar otra vez, e inmediatamente los brazos de Hange lo rodearon―. Ama a alguien más. Lo perdí, Hange, lo perdí...

Su corazón nunca se sintió tan roto como en ese momento: saber que la persona que amaba, con quien compartió tantos años de su vida, ya no le quería como antes, lo dejó de lado, se entregó a alguien más, era como una estaca clavándose no sólo en su corazón, sino en todo su cuerpo, haciendo que todo doliera y se estremeciera.

Haciéndolo ver todo de un horrible color negro, incapaz de ver un poco de luz en medio de tanta oscuridad.

Eren suspiró, leyendo un informe que su secretaria le dejó esa tarde, para luego bajarlo y dejarlo sobre la mesa, cansado

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Eren suspiró, leyendo un informe que su secretaria le dejó esa tarde, para luego bajarlo y dejarlo sobre la mesa, cansado.

Recordó los ojos llenos de lágrimas de Levi, su labio temblando, sus mejillas húmedas por el llanto, y se sintió culpable y triste por lo que ocasionó, pero no arrepentido. Tenía que hacerlo.

¿Cómo podía seguir casado con alguien que no amaba?

No era justo para Levi ni para él, así que no podía seguir con esa farsa.

Ya no amaba a Levi, era un hecho claro, pero lo seguía apreciando lo suficiente como para no continuar haciéndole daño con sus acciones.

Tocaron la puerta de su oficina y murmuró un ‹‹pase›› lo suficientemente alto como para que la persona entrara.

Al verlo, sonrió con relajación.

―Tienes un aspecto horrible ―dijo el de cabello rubio con una sonrisa dulce, cargando un montón de carpetas.

Dejó salir un bufido, recostándose en la silla, y pronto su amante se acercó, comenzando a hacerle un masaje suave en los hombros.

―Le pedí el divorcio a Levi ―le comunicó Eren, con un tono de pesar.

El rubio parpadeó, inclinándose con una expresión triste.

―Oh, lo siento tanto, Eren ―le dijo de forma honesta―. ¿Estás seguro de esto, de lo que tenemos nosotros? Llevas tanto tiempo con Levi que quizás...

―No digas eso ―le interrumpió Eren con suavidad―. Todavía quiero a Levi, claro, pero es un cariño que le tengo por el tiempo que hemos estado juntos, así que... tengo claro lo que siento por ti, Armin.

Armin asintió, titubeante, antes de inclinarse y darle un pequeño beso en los labios, con timidez y casi pidiéndole permiso.

―Lo lamento mucho por Levi ―murmuró Armin de forma repentina, sin alejarse demasiado―, debe estar pasándola mal, me siento culpable por hacerle esto, pero...

―Lo va a entender ―contestó Eren, dándole un beso en la mano, serio―. Levi lo entenderá con el tiempo.

Eren esperaba eso: que Levi pudiera, con el pasar de las semanas, curar esa herida que le hizo a pesar de haber prometido, años atrás, que nunca le rompería el corazón.

Pero las promesas, al igual que los sueños, parecían destinados a ser rotos de cualquier forma y sin posibilidad alguna de poder evitar aquello.

Apego - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora