La mañana estaba helada, parecía llegar los primeros días de invierno, los pájaros estaban más silenciosos que de costumbre, el frío se sentía cuando respiraba, entraba a mis pulmones causando un pequeño dolor.. la casa era realmente fría.
Mientras que por la ventana todo estaba recubierto de blanco.. no, no nieve, escarcha de la primera helada.
Mentiría si dijera que odiaba esto, yo amaba el frío.. amaba cada vez que me congelaba, porque prefería quejarme del frío pero taparme a quejarme del calor que no te lo sacas con nada.. a no ser que vayas a nadar al agua o algo así.
Era presa de mi cama, me atrapaba y me juraba que si me quedaba me reconfortaría todo el día, el sentimiento calido que aquella me proporcionaba me estaba convenciendo a no levantarme.. pero cómo siempre, tomé la decisión correcta.
—Buenos días— saludé, bostezando. Ya maldecía haberme levantado, pero aún creía que era la mejor decisión, no quería desperdiciar mi día estando acostada en la cama, aunque eso sonaba tentador.
Pero no más tentador que estar el día con donna.
—Y donna?— pregunte confundida. Normalmente era la primera en despertarse.
—oh, ella decidió no levantarse. Está enferma— no tenía ni la menor idea que una jerarca se podía enfermar..
—Enserio? Que tiene??— ya me había preocupado.
—está resfriada, tiene fiebre— respondió sin importancia la muñeca.
—iré a verla, luego bajo a desayunar— ella asintió sin verme, solo prestaba atención a su leche con cereal.
Sin más me dirigí hacia el cuarto de la dama de la casa, aun no lograba controlarme cuando estaba frente a ella, los nervios se dispararon dentro de mi.
Apoye mi mano en el pomo de la puerta, un escalofrío recorrió mi cuerpo, el miedo de girar y abrirla.
—entra— murmuraron del otro lado de la puerta dejándome con la piel de gallina.
Gire el pomo y empuje la puerta hasta que me encontré dentro del cuarto de la dama.
—Hola donna—sonreí.
—Hola tesoro..— ella me hizo un amague con su brazo. Quería que me acercara a ella.
Ella estaba recostada en su cama, con su espalda apoyada contra el respaldo de la cama.
Tenía obviamente el velo cubriendo su cara, comenzaba a hartarme de aquel, pero esperaría su tiempo, esperaría a que estuviera lista.Pero no fui dotada de paciencia.
—puedo acostarme contigo?— ladeó su cabeza y asintió alegremente.
Me metí en su cama lentamente, me cubrí con sus mantas y me acerqué a ella.
Su cuerpo se tensó en cuanto me abracé a él, aunque ella estaba sentada yo estaba acostada. Deje caer mi cabeza en sus piernas, quería saber quién era ella realmente.
—Quien eres, Donna?— pareció tragar saliva de una manera tosca. ¿Había ido muy duro?
—a qué te refieres..?— murmuró nerviosa.
—No lo sé.. sé que eres italiana, el porque estás aquí, sé quién es tu "familia".. pero no sé nada más de ti— ella suspiró relajándose.
—Pues.. no sé por dónde empezar—
—Mmm por el velo si no es mucho pedir.. porque lo tienes?—se volvió a tensar.
—E-ehm..es-po-porque..— tartamudeaba casi inaudiblemente. Pase mi mano ligeramente sobre la suya, en señal de apoyo.
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Tímido Suspiro
FanfictionUna adorable mujer llega al pueblo, llena de misterios, los rumores corren rápido, inventando historias irreales sobre aquella simple aventurera. Por su parte, ella solo buscaba un nuevo lugar. Con su perrita negra exploraba buscando un lugar perfe...