01 "Aventurera"

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Cruce una especie de puerta gigante, esta separaba un frondoso bosque de lo que parecía ser un pequeño y humilde pueblo.

Contenta miré a mi mascota, Lila.

—este sin duda puede ser el lugar perfecto— el can me miraba desconfiado, al parecer ella no tenía mi misma idea.

Aquello bajó un poco mis ánimos, pero aún no me daría por vencida.
Camine entrando al pueblo, casas bastantes antiguas, calles de tierra, amables pueblerinos que parecían disfrutar la vida sin los electrodomésticos, justo lo que yo buscaba.

Un lugar tranquilo en el cual poder hacer una vida campesina.
Un lugar así era lo que llevaba buscando desde hace más de un año, me aventuré por toda la Europa y algunas partes de Latinoamérica. No volvería a vivir a el país latinoamericano del cual provengo, pero conocer más me hizo ponerlo en la lista de posibles candidatos de lugares donde vivir.

Aquí parecían todos tan tranquilos y felices, la gente se saludaba mutuamente con sonrisas en sus rostros.
Muy diferentes a las sonrisas de como saludaban a alguien que se conocía en la ciudad, sonrisas falsas, repletas de palabras que sonaban amables pero se sabía que la envidia rondaba.
La envidia ocupaba todo el puesto de la ciudad, pocas personas eran realmente sinceras y felices con que el otro sea feliz.
Sin duda me consideraba de esas personas, me encantaría que todos lo entendieran, que salieran de ese ambiente tan tóxico, pero cada uno elige la vida que quiere.

Y eso me llevó a mí a este pueblo pequeño, perdido en un gran bosque de Rumanía.

Ni los autos ni la señal de mi teléfono llegaban hasta aquí, eso me calmaba, aunque cierta incertidumbre de no poder contactar a mi familia me golpeó, supe que eso se disiparía en cuanto los tuviera aquí conmigo.
Aún no tenía que apresurarme, tenía que conocer el lugar para evaluar si es la vida que busco para mí y mi familia.

—Hola! Cómo está? Podría decirme dónde encuentro algún hotel para pasar la noche?— probablemente aquí tendría que hablar todo en inglés, pues el rumeno no lo entiendo aún. La persona a la cual hablé me miró con una gran sonrisa confundida.

—bienvenida al pueblo, ¿podría explicar mejor sus palabras?— asentí notando mi error.

—algún establecimiento para pasar unas noches?— la mujer anciana asintió feliz de entender a lo que me refería.

—¡Por supuesto! Aquí no tenemos mucho de eso, pero hay una casa por esa calle— señaló un sendero repleto de casas. —es una casa bastante grande, color rosa, es la única casa de ese color, por lo que la reconocerás bastante fácil. Dile que te mande yo, te darán un cuarto por poco dinero.. Soy Celia, por cierto— volví mi vista hacia ella, tenía la mano estirada en algún intento de presentación.

Con algo de desconfianza, ante una acción poco común para mí, estreché su mano, a miedo de quedar cómo una mujer rara y desconfiada.

—Nerissa, pero si te es difícil puedes inventar un apodo.. o cómo quieras— termine sussurrando mis palabras, nerviosa ante el miedo de hablar mucho y colmar su confianza.

—si no le molesta, le diré Lady N, debido a que viene de un alto rango— me asusté ante la cara de intimidada de aquella señora.

—Me parece bien que me diga así, pero porque de un alto rango?— yo no era pobre ni nada de eso, pero tampoco estaba mal notablemente de manera económica.

—por su vestimenta, Lady N— baje mi vista hacia mi propia ropa, olvidando por un minuto lo que vestía.

No me parecía la gran cosa, vestía unos leggins apretados, color negro, una remera negra de mangas largas, un largo tapado color beige, que llegaba hasta mis rodillas, aunque probablemente lo que más intimidaba eran mis botas altas.  O incluso mi maquillaje, que aunque no era demasiado, a comparación de ellos que ninguno tenía un rastro de maquillaje, podía ser demasiado.

Tímido SuspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora