MTLD| ❝siendo mimada tanto... parecía que finalmente estaba siendo recompensada❞
Mei siempre se las había arreglado para sobrevivir a todas las dificultades que se le presentaban.
los zombis sólo fueron otra más, ella podía vencerlos.
las habilidade...
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TIBIAS GOTAS de agua con rastros de jabón cayeron con un '¡plop!' en el agua estancada del lavamanos, pequeñas burbujas fueron desapareciendo silenciosamente en lo que el agua sigue fluyendo en una amenaza por desbordarse y el jabón se diluye cada vez más.
La mujer juntó sus manos húmedas, que comenzaban a lucir leves arrugas producidas por el agua, y tomó un poco de agua limpia para volver a mojar su rostro. Cerrando sus ojos violáceos, dejó que las memorias se asentaran en ella; el agua tibia relajó poco a poco su rostro, el tenue olor a coco del jabón ayudó a disipar su tensión y comenzó a dejarse llevar.
Ya no le molestaba la situación.
La idea de tener que volver a vivir ese infierno ya no sonaba tan mal; su conocimiento y sus experiencias estaban grabadas en su alma, sus cicatrices habían desaparecido de su piel, pero no de su mente. Aún podía verlas en su reflejo. Tenía lo necesario para sobrevivir, pero ese cansancio que la llevó a morir seguía estando en ella como si fuese su piel.
¿No podía dormir para siempre?
Un hormigueo de culpa recorrió su cuerpo y se inclinó hacia adelante, abriendo sus ojos en busca de una respuesta para detenerlo todo.
Pero la figura en el espejo parecía igual de perdido que su cabeza.
—Hah, ¿qué es lo que hacen las protagonistas en las novelas de renacimiento?
Frunciendo un poco sus labios rojizos al concentrarse en buscar una respuesta, se aferró a los bordes del lavamanos.
El tono rosáceo de sus uñas se volvió blanquecino y cerró sus ojos en un intento de olvidar esa mirada violácea fija en su persona; su corazón casi pareció dejar de latir al momento de tragarse toda la información, era difícil aceptar que era ella.
Por un momento deseó no serlo.
—Buscan... ¿al amor de su vida?
Eso sonaba malen más de un sentido, pero no se le ocurría otra cosa. Todas las novelas que conocía eran de romance, por lo que parecía posible pero imposible, no podía creer en nada hasta...
—¡Mei, nos quedamos sin tiempo!
El oportuno aviso de su compañera de cuarto la sacó de seguir con esa absurda idea; sus pensamientos dejaron de atormentarla con la idea de tener un romance de novela. Y sus ojos volvieron su atención al espejo, observando el uniforme en busca de los minúsculos detalles que solía perderse.
Tenían tan poco tiempo y ella seguía metida en...
Mei detuvo sus pensamientos innecesarios al darse cuenta; ¿desde cuando su compañera de cuarto le dirigía la palabra?