Vigilante

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Era un día soleado. Hacía calor, pero el clima a la sombra de los grandes árboles, de la espesura que es ahora Japón, podría considerarse de lo más agradable. Un chico de cabello plateado era espectador de todo esto, mientras caminaba sobre el camino que le habían indicado. Llevaba con él una vianda con carne de jabalí; como uno de sus principales alimentos, que sostenía en sus manos, y por supuesto, su fiel arma que siempre lo acompañaba en la espalda.

A pesar del hermoso ambiente, el chico se encontraba agotado. Intentaría dormir cuando termine su caminata y llegue a su destino. Según las indicaciones que Tsukasa le había dado, se encontraba a un poco más de la mitad del camino.

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Ukyo se dirigía al bosque a cazar, ya era un tanto tarde para poder ver a las presas, pero su oído prodigio era lo único que necesitaba para atrapar a algún animal en una o dos horas si la suerte le sonreía. Fue su grandiosa audición la que hizo que se detuviera justo la entrada del bosque al distinguir los pasos de su imponente líder.

Lo espero pacientemente, era un persona paciente, aunque no es como si Tsukasa hubiera tardado mucho en aparecer de entre las ramas y dirigirse hacia Ukyo, cuando vio como este sorpresivamente lo estaba esperando a él. 

Se saludaron y tuvieron una pequeña conversación sobre las intenciones del chico más pequeño al aguardarlo en las afueras de la espesura, a la cual Ukyo respondió sin ningún problema ya que no se traía nada entre las manos y fue simple curiosidad del mayor.

—Ya veo. No es necesario que vayas de cacería a estas horas. Son muy caprichosos con la comida y solo comen lo que es de su agrado, por eso siempre se desperdicia comida— Comenzó a caminar en dirección opuesta al bosque, pretendiendo que el de ojos verdes le siguiera— Desde hoy no ocurrirá más. Tenemos problemas más graves para andar siendo quisquilloso con la comida.

—Pienso lo mismo, pero no es molestia para mí cazar en la oscuridad —Ukyio daba pasos tranquilos acercándose poco a poco al hombre para caminar hombro con hombro—.

—... —Tsukasa permaneció un tiempo en silencio, ya se lo había planteado pero necesitaba pensarlo más minuciosamente, aunque claro, no es como si muchas opciones tuviera— Ukyo, eres una de las personas en que más confío, así que me gustaría preguntarte algo y que me respondas con total sinceridad —Tsukasa tenía su seria mirada puesta en el camino, y no miró a el albino mientras hablaba. El del arco solo hizo un sonido con su garganta, indicando que había escuchado y esperaba la pregunta—.

—¿Cuál es tu opinión hacía los omegas? —Soltó Tsukasa, esperando ansioso lo que dijera el hombre mayor a continuación, aunque no su cuerpo no lo expresara—.

—Bueno... —Hizo una pausa pensando en lo que diría a continuación. Aunque fuera una persona honesta la mayor parte del tiempo, le parecía bien decir una mentira piadosa dependiendo de la situación. Pero no tenía no tenía la más remota idea de a qué quería llegar Tsukasa con esa pregunta, así que decidió hablar con la verdad— En realidad, en el mundo antiguo no tuve muchas interacciones con omegas. Sé que es normal que los alfas quieran o comiencen a relacionarse más con omegas cuando sus géneros secundarios son revelados o deseen desde pequeños conocer su biología.

»—Soy un alfa hijo de dos betas. Se esperaba que fuera un beta porque en mi familia no hay alfas, aparte de mi tío abuelo, pero me presenté como alfa a mis trece años. Un poco más tarde de lo habitual y debido a mis antecedentes me hicieron varios estudios para averiguar el porqué de mi clase —Miraba las plantas a su alrededor, cada vez más escasas en el camino mientras se acercan— No quiero aburrirte con detalles pero fue una alteración natural de mi ADN, solo las hormonas reaccionaron a algún estímulo y activó mis genes alfa reprimidos. Y para resumir, en mi adolescencia fui muy reservado, siempre tuve el mismo grupo de amigos y cuando terminé la secundaria me enfoqué en mis estudios como operador de sonar. Después comencé a trabajar inmediatamente por recomendación de uno de mis profesores que tenía en gran estima mi sentido auditivo.

Dᴇsᴘᴇʀᴛᴀʀ ᴏᴍᴇɢᴀ [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora