~a r r o m a n t i c o~

Reencuentro anónimo.

Noriaki corrió hasta el cansancio, repitiéndose a sí mismo lo estúpido e idiota que era. No solo había sido descubierto, también se lo había reafirmado con ese "estoy muerto".

Paró un segundo en una panadería para tomar aire. Estaba sudado, sentía cómo las gotas de sudor caían desde su cuero cabelludo y llegaban hasta su manzana de Adán. Tragó fuerte de los nervios y comenzó a salivar más de lo normal.

Un empleado dentro de la panadería que lo conocía notó su mal estado y le ofreció un poco de agua; él agradeció, tomando del vaso hasta la última gota. Respiró profundo y se miró en el reflejo de la panadería; su piel estaba pálida y sus cachetes rojos de tanto correr, en sus ojos se veía el susto. Cualquiera que lo viera diría que el pobre pelirrojo había visto un fantasma.

El empleado preocupado le preguntó si estaba bien, a lo que él, con una sonrisa un tanto fingida, dijo que sí, colocando la excusa de que alguien había intentado robarle sus pertenencias.

Volvió a mirar su reflejo para acomodar su cabello, soltando su ahora despeinado moño para peinar su cabello con sus dedos y poderlo amarrar. Sin embargo, no esperó que al momento de soltar su cabello y mirar nuevamente su reflejo, una silueta conocida caminaba cerca de él, como si quisiese ver su rostro.

Si volvemos un poco al pasado...

Jotaro en cuanto vio cómo el que parecía ser Noriaki emprendió su huida no fue estúpido. Entró nuevamente al auto y con cuidado lo siguió, esperando el momento perfecto para encararlo. Ese momento fue cuando el pelirrojo paró en una panadería a tomar aire.

Sin dudarlo, aparcó el auto en una esquina y caminó con cuidado de no ser visto hasta quedar detrás del pelirrojo, viendo el momento justo en el que este se soltó su larga cabellera para peinarla.

Entonces pensó «¿Mi Noriaki dejaría crecer su cabello así de largo?» No obstante, ese mismo pensamiento lo condenó. Su cuerpo se movió por sí solo para volver a ver su rostro, lo que causó que fuese descubierto por el pelirrojo, que en cuanto lo volvió a ver, aun con su pelo suelto, volvió a correr como alma que se lo lleva el diablo.

Esta vez Jotaro sí lo persiguió, pero por culpa de sus exhaustivos días, su resistencia no daba para mucho, dejándolo sin aire a medio camino.

Por otro lado, Noriaki tomó eso como ventaja y dobló hacia la entrada de la empresa, en la cual se topó de frente con Oingo y Hol Horse hablando del clima. Estos, al verlo en el estado tan deplorable en el cual estaba, pues ahora tenía el cabello todo desordenado y estaba el doble de pálido, se preocuparon de inmediato, llamándolo por su verdadero nombre, preguntando si estaba bien.

Sin embargo, Noriaki los calló, pidiendo que no dijeran su nombre. Ellos asintieron, ayudándolo a entrar al edificio.

Ellos eran los únicos, además de su madre, dentro de la empresa que conocían su verdadera identidad, por lo que tenía más confianza con ellos, así que les contó lo sucedido en lo que bebía otro vaso de agua y Oingo le daba aire con una revista.

Los dos dijeron que no se preocupara si Jotaro Kujo aparecía por esos lares, ya que ellos no permitirían dejarlo entrar al edificio, que se fuera a trabajar tranquilo y que, si era necesario, lo ayudarían a salir por la puerta trasera en cuanto se desocupara. Noriaki les agradeció por la ayuda y subió corriendo hasta su oficina.

Jotaro pudo observar el camino que tomó la persona hasta la empresa T.K. Para él fue como si la suerte estuviera a favor de él, su trabajo de tiempo parcial es allí y dos personas cercanas de su época como estudiante tenían trabajo ahí. Sería pan comido entrar según su perspectiva.

En cuanto recuperó el aire, caminó a paso rápido con dirección a la empresa, encontrándose justamente con Oingo, el cual se movía de un lado a otro silbando, según él, intentando no llamar la atención. Jotaro se acercó a él, saludándolo. El guardia le devolvió el saludo, pero al momento de intentar ingresar, Oingo no lo dejó. Su mirada confusa captó de inmediato la atención de Oingo, el cual le explicó que ese día solo personal autorizado podía entrar.