El misterio y lo irreal siempre fueron características de aquel extraño mundo, donde criaturas y humanos coexistían; y la magia era solo gozada por algunos que sabían como controlarla.
Un día, un joven extranjero fue convocado a la prestigiosa...
Luego de que el caos provocado por Grimm, fuese manejado por los estudiantes, nuestros dos protagonistas empatizan con el felino, aun así, manteniéndose bastante ajenos de toda la situación.
Yuu recibe una noticia del director, quién le pide abandonar la institución debido a su incapacidad de usar magia. Pero esto se ve imposibilitado por el Gran Espejo, quién niega la existencia del hogar del muchacho, que angustiado y frustrado trata de buscar respuesta.
Con la confortante presencia de su compañera y las palabras del director, los tres se dirigen a la biblioteca de la institución.
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El fuego de las lámparas iluminaba con fervor la majestuosa biblioteca. En una de las numerosas mesas, tres personas permanecieron rodeados por libros y pergaminos con distintas localizaciones que el mayor investigaba. Ambos menores habían tratado de ayudar, pero el obstinado director lo rechazó con el pretexto de que era más que capaz de encontrar lo que necesitaba.
Sin nada que hacer, Yuu y (Reader) decidieron recorrer la biblioteca, sin irse muy lejos de la ubicación en donde se encontraba el director.
El único sonido que se escuchaba eran los numerosos murmullos del cuervo y las hojas siendo pasadas. El olor a madera y libros era lo que predominaba.
Con un suspiro, la joven encapuchada se reclinó sobre uno de los estantes hasta finalmente sentarse en el suelo de madera. Acción que captó la atención del azabache.
— ... ¿Te encuentras bien, (Reader)? -preguntó, mientras se quedaba junto a ella.- Has estado bastante callado desde la ceremonia.
Al principio, solo lo recibió el silencio. La expresión de la muchacha se oscurecía por la magnitud de su capucha, mientras su lenguaje corporal permanecía rígido ante la inesperada pregunta.
– ... No sé.. -respondió suavemente, sin devolverle la mirada- Creo que solo... estoy cansada... ¿Y tú, Yuu?
Ante la respuesta insegura de su compañera, el muchacho frunció el ceño con algo de preocupación, pero decidio no indagar para no incomodarla más mientras relajaba su expresión.
—... Supongo que preocupado. No todos los días recibes noticias de que tu ciudad no existe -dijo con un sarcasmo juguetón, en un intento de aligerar el ambiente. Causando que la contraía suelte una leve risa aireada-.
— .. La verdad... No entiendo como.. puedes mantener la calma.. en una situación como está.. -murmuró, alzando la mirada para observar los ojos de Yuu, con algo de melancolía- ... Eso es muy admirable, Yuu.
