El misterio y lo irreal siempre fueron características de aquel extraño mundo, donde criaturas y humanos coexistían; y la magia era solo gozada por algunos que sabían como controlarla.
Un día, un joven extranjero fue convocado a la prestigiosa...
Un comienzo bastante desastroso para un primer día, no se puede negar. Desde un castigo por una tonta discusión, recuerdos amargos, hasta persecuciones absurdas junto dos estudiantes bastante peculiares.
Todo un verdadero espectáculo de locos, ¿no?.
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Rodeada de un aroma amaderado, el gran salón brillaba esplendorosamente en la calma y ausencia de alumnos, debido a la hora que era. Su cálida y confortante iluminaria embellecía el pacífico silencio de la cafetería, el cuál, no duró por demasiado rato.
— ¡Maldita sea! ¡¿Actuando todo engreído, no?!
— ¡Vamos Grimm! No pienso limpiar solo por tu culpa.
Voces estridentes y frustradas resonaron por todo el lugar, al igual que un borrón negro y azul huía en dirección opuesta a ellas, riéndose burlona y abiertamente.
— ¡No me importa!~ -con una gran sonrisa socarrona, el felino escaló la estructura más alta con agilidad y picardía- Si tanto quieren que limpie, ¡entonces vengan y atrápenme si pueden!~
— ¡Subir al candelabro es injusto! -exclamó el peliazul con el ceño fruncido-.
Mientras ambos estudiantes pensaban en formas de lograr bajar al felino, Yuu le pedía preocupado que descendiera del candelabro porque podría ser peligroso para él. Pero Grimm era muy obstinado como para escuchar las palabras del azabache, rechazándolas con un gesto de desdén.
— ¡Ah, lo tengo! -el fuerte tono de su voz, captó la atención del no mago quien lo observó-.
— Creo que tengo una gran idea... Ey, ey, ey, ¡espera un minuto! -negando con la cabeza, el pelirrojo trata de alejarse del peliazul- ¡¿Por qué me estás apuntando con la pluma?!
— Para lanzarte -responde decidido mientras la piedra de su bolígrafo comienza a brillar-.
— ... Tengo un muy mal presentimiento de esto -murmurando, sus ojos observaron dubitativos las acciones de Deuce- Creo que deberíamos considerar otras opciones.
— Tranquilo, esto no va a tardar demasiado -dijo con confianza en un intento de calmar al azabache mientras la magia comenzaba a rodear el cuerpo de Ace, quien traba de forcejear-.
— ¿Estas bromeando, no?! ¡Es una pésima idea! -frunciendo el ceño demuestra abiertamente su disconformidad- ¡Woahaaaaa! ¡¡No me hagas flotar!!. ¡¿Realmente me vas a tirar?! ¡Ya basta!