Capítulo 2

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—¡Aaaaaahhhh! No sé si podré soportar esto mucho más... —Gennai, el anciano que había hablado con Ryo tras su llegada al Mundo Digital, estaba prisionero en una esfera negra mientras se retorcía intentando calmar a las fuerzas que se despertaban en su interior; el anciano sufría las consecuencias de unas porciones de energía oscura que Piemon le había implantado en el pasado, y que ahora parecían estar reaccionando a la oscuridad de Millenniumon, quien lo mantenía allí cautivo.

En varios puntos de esa zona, aunque con bastante distancia entre ellos, había algunas batallas entre digimon oscuros que estaban del lado de Millenniumon porque buscaban crear el caos, y otros digimon que luchaban contra la oscuridad.

—A varios metros de allí, ocultos por la norme calima del desierto, se encontraban Ryo y los demás. Todos estaban pensando en cómo podrían salvar a Gennai si el Digimon que lo custodiaba era uno de nivel Definitivo, y ellos solo contaban con tres de nivel Perfecto y el indefenso Wormmon de nivel Infantil.

—Pues yo creo que si Cyberdramon, Picklemon y yo juntamos nuestras fuerzas deberíamos poder dañarlo —afirmó GrapLeomon.

—Millenniumon es un digimon muy poderoso, incluso dentro de los de su nivel, pi —respondió el hada con cierta resignación.

—Shh... silencio —dijo Cyberdramon susurrando mientras se tapaba la boca con su dedo índice.

Todos le hicieron caso y se agacharon detrás de una pequeña duna para intentar ocultarse.

—Ah, ya veo... se trata de un Devimon, probablemente sea seguidor de Millenniumon, pi.

—¿Devimon? Vaya... ese digimon otra vez. Tengo entendido que uno que trabajaba para los Dark Masters asoló la Isla File con su oscuridad hace tiempo —dijo el león con cierta desconfianza por no conocer la historia con exactitud.

—Así es, pero por suerte un grupo de niños elegidos lo derrotó, pi. Yo conozco bien la historia, pues otro Picklemon amigo de Gennai les ayudó poco después de eso, pi.

—Espera... ¿hubo otros niños elegidos antes que nosotros? —preguntó Ryo con cierto recelo.

—Así es, pi. Un grupo de ocho niños que consiguió salvar al Mundo Digital de las fuerzas de la oscuridad de Apocalymon, el cual había estado sellado durante mucho tiempo, pi. Pero el poder de la oscuridad nunca desaparece como tal, y por eso siguen naciendo criaturas como Millenniumon, que ha evolucionado gracias a ese poder, pi.

—¿Y dónde están esos elegidos ahora, por qué no vienen a ayudarnos?

—No pueden hacerlo, pi. Hace poco fueron llamados de nuevo al Mundo Digital para liberar a las fuerzas protectoras de este mundo, pero como consecuencia ahora les resulta más difícil a sus digimon superar el nivel Adulto, ni siquiera podrían llegar al Perfecto en el que estamos nosotros, pi.

—Sea como sea, ese Devimon no supone peligro alguno, es solo un Adulto —dijo GrapLeomon mientras empezaba a girar la turbina de su brazo izqueirdo, pues la del derecho había quedado inútil tras el combate.

—Espera... si luchamos llamaremos la atención...

Cyberdramon casi no había terminado su frase cuando Devimon giró su cabeza bruscamente y se percató de su presencia. El digimon con forma de Demonio negro se lanzó sobre ellos pero un ataque combinado de los tres perfectos lo desintegró sin dejar rastro. Sin embargo...

—Mierda... ya sabía yo que esto podía pasar —dijo Cyberdramon con rabia.

Toda la zona empezó a temblar y la arena saltaba como si alguien hubiera agarrado el mundo y lo estuviera agitando. Cerca de allí empezó a manifestarse una sombra gigantesca y de ella emergió una criatura del mismo tamaño; su monstruosa apariencia estaba conformada por una cabeza parecida a la de Kabuterimon, un cuerpo con cuatro largos brazos y dedos finos y alargados, piernas gruesas y musculadas, y dos cañones en su espalda exactamente iguales a los de Mugendramon.

Digimon: El viajero interdimensionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora