Capítulo V

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De regreso al edificio, Heeran quería despejar su mente, pues aunque la pelinegra no demostrara la sobrecarga de pensamientos que tenía, le afectaban lentamente. Su crianza no fue como ella hubiese querido en ese momento, sus padres eran gente importante, reuniones y trabajo en exceso, eso significa.

Tenía todo lo que ella quisiera, pero el precio que tuvo y tenía que pagar por ello no se comparaba con nada. Sus padres se habían encargado de criarla solo para sobrevivir, nunca le enseñaron como expresar sus sentimientos y pensamientos de la manera correcta, causando que la chica guardara todo en su interior sin más.

Ignoraba a todos los que la rodeaban, importándole poco si alguien moría a su lado, no se metía en los asuntos de los demás, eso lo tenía claro. Con el pasar del tiempo, Kyungjun se vió interesado en aquella pelinegra de mirada neutra, de actitudes fuera de lo que él estaba acostumbrado. No era una niña dramática, fastidiosa o ese tipo de cosas no, ella era muy diferente al resto. El chico fue acercándose de manera lenta pero segura, descubriendo poco a poco lo que le podría molestar a ella y lo que no.

Seungbin y Jinha tomaron la misma decisión de su amigo, acercarse a la chica al ritmo de ella, logrando que se sintiera cómoda con ellos con el pasar del tiempo. Para ese momento, la mayoría de sus compañeros la consideraban una persona indiferente, arrogante y egoísta, pero eso era solo porque ella les había permitido verla de esa manera. Ella no era así, jamás lo sería.

Sorpresivo fue cuando todos vieron como Heeran se juntaba con aquel trío de matones, como solían llamarles, empezaron a ver seguidamente pequeñas sonrisas de ella antes de que fueran borradas rápidamente por la misma. Heeran estaba agradecida con ellos, si, tenían sus defectos y cometían errores, pero con ella solían ser diferentes. Después de todo, todos suelen tener una razón para cada acción.

Actualmente, Kyungjun la llevaba a un lugar el cual no le había querido decir que era exactamente, pero Heeran tampoco quiso insistir en recibir una respuesta.

-¿Has pensado en lo que te dije el otro día? — preguntó el chico mirándola, recibiendo una mirada confundida de la chica —. Ya sabes... Sobre... Nosotros, una relación a futuro, Heeran.

-Oh, por supuesto — respondió con tranquilidad —. Posiblemente en diez años acepte, suena bien, ¿no?

Kyungjun la miró ofendido, abriendo y cerrando su boca pensando bien en sus palabras —. Heeran. Te dije que esperaría lo suficiente pero... Vamos, la situación actual me hace dudar mucho en un futuro.

-Tonto, no digas eso — Heeran golpeó ligeramente el brazo del chico —. Siendo sincera y seria, si, estuve pensado lo todos estos días. Pero no te daré una respuesta hasta recibir la confesión y la famosa pregunta.

-¿Si lo hago ahora mismo dirías que si? — la pelinegra asintió sin pensarlo mucho, sorprendiendo lo —. Últimamente estás muy bromista, Heeran.

La pelinegra bufó, rodando sus ojos dispuesta a dejar la conversación allí, conversación la cual no estaba tomando sentido alguno si Kyungjun creía que ella solo estaba bromeando. En el resto del camino se encontraron a Seungbin, por lo que este terminó uniéndose a ellos.

-Esto es increíble — expresó el rubio entrando al snack bar que tenía el edificio, gracias a que Kyungjun había conseguido las llaves de ese lugar y otros más.

-Pareces un niño pequeño en su dulcería favorita — opinó la pelinegra observando todo a su alrededor.

-¿No te genera algo parecido, Heeran? — preguntó Kyungjun, pues suponía que la chica debía tener hambre.

-No pongas muchas esperanzas en mi. Se me olvida comer cuando tengo la mente en otras cosas — respondió encogiéndose de hombros, restándole importancia.

DRAMA [Night Has Come] | ᴋʏᴜɴɢᴊᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora