Epílogo

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Nueve años después...

Habían pasado nueve años de los nacimientos de Rose y Ethan. Pero, habían pasado más cosas también:

Mason Mount y Kai Havertz se habían casado.

Jack Grealish y Ben Chilwell también se habían casado.

Logan Havertz Mount había nacido hacía cinco años.

Olivia Havertz Mount había nacido hacía dos.

Rebecca Sophia Grealish Chilwell tenía cinco años.

Y los mellizos Liam Matthew y Chloe Madisson Grealish Chilwell tenían casi un año.

Sus padres apostaban para ver quién quedaba con quién, y ese día tal vez se confirmaría la pareja de la que todos estaban seguros desde sus nacimientos.

Era el cumpleaños de Declan Rice, y ellos irían. Jack se acercó a despertar a Rose.

—Dale, princesa. —Kai la mueve levemente. Hace como que está Etha al ver que su hija no se despierta—. Ethan, Rose sigue dormida así que no vas a poder jugar con ella y mucho menos ir con ella en el auto cuando vayamos al cumple.

—¿ETHAN ESTÁ ACÁ? —grita Rose y se levanta de golpe, mareándose.

Kai se ríe fuertemente sentándola en la cama. Mientras tanto escucha que tocan la puerta y baja a abrir mientras Rose se despertaba: Jack, Ben y los nenes.

—Ethan, Rose está arriba —le dice, queriendo ver la reacción de su hija cuando Ethan la viera apenas despierta. Cuando el chico sube, se ríe y les cuenta a sus amigos lo que hizo con Rose.
Ethan entra lentamente a la pieza de Rose.

—Rose —susurra Ethan, acercándose a la cama. No pudo evitar pensar que era hermosa así, apenas despierta. Se sorprendió de ese extraño pensamiento pero no le dio más bola.

Rose se sobresalta y se esconde bajo las sábanas.

—¡PAPÁAAAAAA! —grita.

Kai se acerca.

—¿Qué pasa, Rose? —le pregunta aguantando la risa, y viendo la cara de confundido de Ethan.

—Sos muy malo, malo malo. —Su hija hace puchero.

—¿Por qué? —le pregunta Kai mientras la destapa.

—Porque me dijiste que no estaba, NI SIQUIERA ESTOY PRESENTABLE —le dice Rose haciendo puchero—. ¡PAPÁAAAA! —chilla cuando la destapa.

Kai se va, mientras Ethan se acercaba a Rose, quien no lo miraba por la vergüenza de estar así. Estaba horrible, recién despierta, e Ethan aparecía ahí de repente. No se anima a mirarlo por lo horrible que está, pero lo escucha cuando le habla:

—Princesa —susurra Ethan.

—¿Qué? —susurra Rose algo sorprendida por cómo le dijo, y todavía sin animarse a mirarlo. Trata de volver a esconderse entre las sábanas, pero Ethan se lo impide.

—No lo hagas, estas linda —se ríe Ethan.

—Estoy horrible, Ethan —susurra Rose.

—No lo estás —niega el chico, acariciándola.

—¿S-seguro? —susurra Rose cerrando los ojos.

—Sí, muy —susurra el menor sentandose a su lado.

Rose lo mira tímidamente, y cuando Ethan le sonríe, ella le devuelve la sonrisa. Odiaba estar así de tímida con Ethan pero estaba horrible, aunque, por suerte para ella, a su amigo le parecía linda... O capaz solamente lo decía para que no se escondiera.

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