Parte 2

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-Bien, creo que es aquí – me alejé un poco para contemplar una gigantesca casa – (Tu nombre y apellido) puede con esto – inhalé un poco de aire y tome mis maletas –solo dos, no esperaba estar aquí por mucho tiempo- y decidida, o mas bien, no tanto toqué el timbre de la casa, esperé el "din-don" y escuche unos pasos aproximarse y abrir la puerta.
- Hola – puse mi mejor sonrisa, el chico que me recibió, abrió los ojos como platos.
- ¿Violet Lowell? – Rió – ¿enserio eres tu?
- Eh... - busqué en mi memoria las escasas clases de 15 minutos que me dio Dylan, enseñándome un poco sobre la familia de Christian, y lo que Violet, su novia, hacía frecuentemente, al fin, recordé algo – Eh... James, claro que soy yo, ¿Quién podría ser?
- Ah, no, nadie en especial – sonrió - ¿vienes a quedarte? – Asentí – Creo que algo me hablaron de eso, le preguntaré a mamá cual será tu habitación, por mientras ponte cómoda.
- Muchas Gracias James.
Pasé, y me senté en uno de los cómodos sillones de la salita de estar, me quedé un rato observando algunas fotos de mi "nuevo novio" de pequeño, era un chico muy tierno, no pude evitar sonreír al ver una en especial en que –mas o menos a los 2 años- estaba jugando y cargando un balde demaciado grande para el con arena, seguramente tratando de hacer un castillo.
- Esa fue la primera vez que fui a la playa – Christian entro silencioso a la habitación, me llamó la atención su tono de voz, serio y apagado – siempre me gusto la playa.
- Tienes talento para los castillos – sonreí, intentando calmar un poco en ambiente, realmente, a Christian no le daba mucho gusto verme ¿o tal vez sospechó algo?
Disimuladamente, me levanté y me dirigí a un espejo en la salita, no se notaba nada sospechoso, ya que luego de la "clase" que me había dado Dylan, me hicieron un cambio de look, reemplazaron mi hermoso cabello negro caoba por una peluca castaño claro con reflejos rubios, me pusieron lentes de contactos cafés, ocultando mis pupilas color verde mar, y me pusieron una serie de maquillaje y cosméticos que había aprendido a renovar cada 12 horas, realmente era un trabajo agotador.
Christian subió las escaleras, sin decir ni una palabra, y segundos después, entró su madre a la sala.
- Hola Violet – dijo igual o más fría que su hijo mayor.
- ¡Hola! – saludé, tal vez un poco efusiva - ¿Cómo está?
- Ah... Bien – dijo, y se marchó.
Vaya, realmente no soy muy bien recibida aquí.
Comencé a recorrer la casa, para averiguar si había algo peligroso o algún indicio de un delincuente, después de todo, para eso estaba aquí ¿no? No para hacer nuevos amigos.
En una habitación había una pequeña niña de más o menos dos o tres años jugando con unas muñecas.
- Hola Vaolet – me dijo con una sonrisa, al parecer le costaba un poco decir mi nombre.
- Hola pequeña – pensé un momento – Zoey, ¿Cómo estas?
- Bem – rió - ¿Quedes jugar a las muñecas?
- Eh... claro – asentí, y me senté junto a ella en el suelo, tenía una pequeña mesita decorada con un mantel blanco crema y con cuatro tacitas de plástico con sus respectivos platitos y cucharitas - Bien, ¿Quién parte? – nunca fui muy buena en esto de los juegos de té y cosas así.
- Yo – dijo Zoey - ¿Quedes té?
- Claro – reí, y me sirvió de un té especial que solo se podía ver con la imaginación.
Sentí unos pasos cerca, me puse alerta, pero me relajé al comprobar que solo era Christian, tenía en la mano una fuente con palomitas de maíz, y comenzó a comerlas apoyado en la pared mientras nos observaba.
- Quería ver una película, pero no habían muchas opciones, así que las oí jugar y pensé "Hey, esto se ve solo una vez en la vida" – dio mas explicaciones de las que necesitaba, por un momento recordé las palabras de Dylan.
"...Verás. Violet es algo... fría y antipática con la familia de Christian, así que no te sorprendas de su trato..."
Vaya, y tenía razón.
Pero no quería trabajar con ese trato, así que me dispuse a cambiar la imagen de Violet en esta familia.
¿Qué tal difícil podría ser eso?


Capitulo O3:)
- Tal vez quiero cambiar un poco, conocer un poco más a tu familia. – sonreí a Christian - ¿no te gustaría eso?
- Realmente me da igual – se alejó.
- ¡Espera Christian! – Lo seguí - ¿no quieres ir a ver una película? – Ni siquiera se volteó, pero quien si llegó fue la pequeña Zoey, quien me tomó del pantalón y me preguntó - ¿puedo ir yo também?
- Claro, si logras convencer a tu hermano, te llevamos. – en ese momento, Christian me miró perplejo.
- ¿Quieres ir con ella? – preguntó, yo asentí.
- Claro, sería lindo llevarla al cine – ahora me dirigí a la pequeña – Pero debes portarte bien.
- Aja – rió ella.
- Bien, tal vez una película no sea tan mala idea. – yo sonreí, realmente era buena en esto.
- Vamos entonces – Busqué mi billetera en mi bolso y la guardé en mi bolsillo, luego tomé a su hermanita en brazos y la sostuve con una mano, y con la otra, tomé la mano de Christian.
- Espera un poco – se soltó y se fue corriendo a su habitación, volvió a los cinco minutos con unos lentes de sol y un gorro
- Bien, vámonos – rió.
- ¿Y eso para qué?
- Para las Fans, se supone que no pueden verme o no podremos ir al cine.
- A Claro, olvidé que tiendes a ser actor – lo molesté y ahora fue el quien me tomo la mano y me dedicó una deslumbrante sonrisa.
Salimos discretamente de la casa y caminamos por más o menos dos cuadras hasta llegar a un cine.
- Bien pequeña, vamos a escoger la película – le dije a Zo llevándola a las taquillas – dime cual quieres.
- Esa – apuntó a un cartel donde estaba dibujada una princesa y en su mano, un sapo
- Vaya, tendremos que ver esa – reí, y fui a comprar tres boletos.
Cuando volvimos con Christian, él tenía en la mano palomitas de maíz y dos sodas.
- ¿Vamos a ver esa? – se quejó.
- Claro, a no ser que quieras llevar a tu hermanita a ver una película de terror, y luego no te deje dormir por las pesadillas.
- Creo que esa es perfecta – le sonrió a Zoey – muy buena elección.
Entramos a ver la película, a Zoey le gusto mucho, se quedaba muy atenta y a veces se reía, esa niña es muy lista. Pero Christian... creo que se quedó dormido en los primeros 20 minutos, no quise despertarlo, ya que no hacía ruido, y se veía tan lindo... ¡Digo!, porque tal vez necesitaba descansar.
Dios (tn), concéntrate, no necesitas distracciones.
Cuando terminó por fin la peli, me acerqué despacio a Christian y le susurré.
- Ya terminó, podemos irnos. – Pero no despertaba – Christian, vámonos - Comencé a inquietarme, debí preocuparme un poco mas por él, después de todo, era EL mi protegido – Esto no es gracioso – mi voz sonaba asustada, demostraba mas de lo que estaba.
Me acerque un poco mas, para percatarme de si respiraba bien.
De pronto abrió los ojos y se lanzó sobre mí, cayendo los dos en otro asiento contiguo al suyo.
- Caíste – rió. – Mira tu cara de asustada.
Mi corazón latía a mil, más que del susto de que algo le pasara a Christian, de la impresión, y la repentina forma en que saltó, ya que al acercarme, había oído su respiración.
- Ha-ha-ha, que gracioso – dije con sarcasmo, cosa que no me resultó mucho, ya que estaba algo nerviosa al tener a Christian sobre mi, y teniendo nuestros rostros tan cerca.
- ¿Qué, estas nerviosa? – rió, yo solo intentaba no mirar sus labios.
- No – cerré los ojos – ya sale, me estas aplastando – me quejé.
- Yo estoy cómodo – dijo él, y acercó un poco mas su rostro al mío - ¿tu no?
Me quedé muda, viendo sus ojos, sus facciones, su expresión, su boca.
Con la poca luz que había podía distinguir todo perfectamente, no faltaba nada. Miré de reojo a Zoey, pero ella estaba entretenida viendo letritas pasar rápido en la pantalla de la sala del cine, no nos estaba prestando atención, Christian cerró sus ojos, y yo lo seguí, esperando con ansias el momento en que nuestros labios se rozaran

Mi trabajo es ser tu novia.- Christian Beadles y tu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora