𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗨𝗡𝗢

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Rhaenyra bajo de su auto con un ramo de flores de margarita que compró por el mercado, cerró con llave su auto y entró al cementerio del pueblo, suspiro en voz baja, camino varios minutos hasta que llegó a una tumba pequeña, colocó las margaritas en el nicho de la tumba y limpio un poco de tierra y mierda de pájaro.

-Hola, cariño-saludó a la tumba con una pequeña sonrisa, miró las letras y a pesar de que ya son casi tres años, aún no podía creer que el nombre de Harwin Strong siguiera ahí-No tenía pensado venir hoy...es lo que...

Rhaenyra se sintió estúpida, hablar con una tumba que tiene un cajón con tres metros bajo tierra, siempre le pareció estúpido pero necesitaba hablar con alguien que no la juzgaria ni preocuparía.

-Siento que el mundo se va a estrellar encima de mí-suspiró llevando sus manos a su boca-Los niños no tienen uniformes decentes, mi mamá está peor que antes, no estoy consiguiendo trabajo, ¿Puedes creer que no me aceptaron porque tenemos tres niños?-ella se rió de manera ronca y se lamío los labios-Todo ha sido difícil desde que te fuiste, Harwin-

Harwin y ella se habían conocido desde muy jóvenes, fueron buenos amigos en poco antes de empezar una relación en la que no tardaron en llegar las consecuencias. Rhaenyra se embarazo a los diecisiete años y Harwin a punto de cumplir dieciocho, el padre de Harwin se había enfurecido y no acepto su relación. Harwin no permitió que eso los frenará, cuando Jacaerys nació y Rhaenyra estaba por su segundo embarazo, se casaron por civil y fueron felices, hasta que Harwin murió en un incendio cumpliendo con su deber como bombero.

-Te extraño, Harwin-

Rhaenyra suspiró ruidosamente sintiéndose ridícula por hablar a una tumba, no tenía más a nadie con quien hablar, su madre estaba enferma y no quería estresarla, sus hijos son sus niños y apenas tenía tiempo para si misma ya sea que este buscando trabajo o haciendo de niñera a hijos de otras personas para obtener algo de dinero para alimentar cuatro bocas.

-¿Sabes?-Rhaenyra se rió suavemente mientras limpiaba algo de sucieda en el nicho-Joffrey dijo sus primera palabras, si, al fin, fue:papá-

Pensaba en llevar a su bebé Joffrey a terapia para niños una vez que consiguiera trabajo, no cree que sea nada grave pero había notado en su pequeño ciertos comportamientos fuera de lo normal en un pequeño, se ponía nervioso de la nada, lloraba demasiado y comía más dulces de lo que le gustaría, algo similar a Luke y sus ataques de ansiedad.

-Jace intento buscar trabajó, de inmediato e lo negué-Rhaenyra se lamío los labios-Es terco como tú...

Rhaenyra estuvo por seguir hablando hasta que escuchó fuertes pisadas y luego sollozos, intento ignorarlo ya que era normal escuchar eso en un cementerio pero su cabeza se giro y vio a una pequeña niña, morena con pelo blanco, corriendo por el camino de regreso hasta que cayó tropezando. Rhaenyra instintivamente se levantó y fue con la niña, que se encontraba en el suelo llorando.

-Cielo, ¿Estás bien?-Rhaenyra se puso de cuchillas a su lado, la niña se estremeció y se alejó un poco de ella-Tranquila...¿Estás bien?-

Rhaenyra miró las rodillas de la niña, estaban raspados, no llevaba pantalón, hizo una leve mueca mientras sacaba de su bolsa una pomada que siempre llevaba con ella.

-No te preocupes-Rhaenyra le sonrió a la niña de manera amigable mientras miraba de reojo donde podrían estar los padres de la niña-¿Te perdiste? ¿Donde esta tu mamá?-

La niña volvió a llorar y más y Rhaenyra supo que la cago, ayudó a la niña a levantarse mientras la llevaba a un sillón del cementerio para poder ver sus rodillas, Rhaenyra soltó un "Oh" sorprendida cuando la niña la abrazo, Rhaenyra dudo un momento pero abrazo a la niña, no hacia falta ser inteligente para darse cuenta de que había perdido a alguien, bueno, estaba en un cementerio y esa sería la primera alternativa.

-Shhh, tranquila cielo...-Rhaenyra murmuró mientras acariciaba su pelo, sus pensamientos viajaron hacia sus hijos, sus dulces chicos a los que consoló en el peor momento-Ya todo esta bien...

-Mi...ma...mamá...-la niña sollozo.

-¿Si?-Rhaenyra asintió mientras se alejaba un poco y limpiaba las lágrimas del lindo rostro de la pequeña-¿Donde...?

-¡Rhaena!-

Rhaenyra levantó la cabeza ante el grito, la niña sollozo y se oculto detrás de ella mientras un hombre se acercaba a ambas. Rhaenyra retrocedió con la niña atrás mientras el sujeto de pelo blanco se acercaba.

-Rhaena...-el desconocido suspiró mientras se acercaba.

-¿Es el padre de la niña?-preguntó Rhaenyra sin perder tiempo, se alejó un poco sin dejar que el sujeto se le acercará.

El hombre frunció el ceño y asintió.

-Es mi hija, Rhaena-respondió-Y yo debería preguntar quien eres-

Rhaenyra frunció el ceño y miró a la niña llamada supuestamente Rhaena.

-¿Este señor es tu papá, cariño?-le pregunto

Rhaena, que había dejado de llorar, asintió.

Rhaenyra no lo creyó del todo, bueno, no era nadie para meterse en temas familiares que no le correspondían pero cualquier persona con sentido común sospecharia al ver a una niña corriendo y llorando y se asustara ante el llamado de su padre.

-¿Segura?-

-¿Quién eres?-el sujeto preguntó acercándose unos pasos más.

Rhaena volvió a sollozar y corrió hacía hacía padre y lo abrazo, el sujeto suspiró y correspondido el abrazo mientras le lamentaba, Rhaenyra no dijo nada, tal vez no era ya grave...quiere pensar.

Aemma suspiró mientras terminaba sus costuras, tarareo mientras revisaba la suave tela hasta que empezó a sentirse rara, sintió un apretón en su pecho y se levantó

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Aemma suspiró mientras terminaba sus costuras, tarareo mientras revisaba la suave tela hasta que empezó a sentirse rara, sintió un apretón en su pecho y se levantó.

Tosió y empezó a sentir un fuerte dolor de cabeza, buscó por su habitación sus pastillas y llevó sus manos a su cabeza, estaba doliendo demasiado y busco más rápido sus pastillas.

𝐹𝑈𝐸𝐺𝑂 𝐸𝑁 𝐿𝐴 𝑆𝐴𝑁𝐺𝑅𝐸 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora