𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝘾𝙐𝘼𝙏𝙍𝙊

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Rhaenyra llegó finalmente a la haciendo de los Targaryen, bajo de su camioneta con su currículo y observó lo verde y la gran mansión, una encantadora casa de estilo colonial. Está rodeada de exuberante vegetación y se asienta frente a un denso bosque tropical. La mansión es de un solo piso, con un techo de tejas rojas y paredes blancas. Cuenta con arcos y columnas que le dan un aspecto tradicional y elegante. Hay una fuente en el centro del patio, rodeada de numerosas macetas con flores coloridas que añaden un toque vibrante al lugar. En el fondo, el cielo está parcialmente nublado, lo que crea un ambiente tranquilo y fresco.

Rhaenyra trago saliva, cerró con llave y camino buscando a alguien que le enseñará el camino al jefe de la casa, Viserys Targaryen, a lo que se alivio por dentro cuando vio a una joven de pelo castaño, pudo notar que era criada del lugar por su uniforme rojo.

–¿Puedo ayudarla en algo, señorita?–preguntó con una leve sonrisa

Rhaenyra devolvió la sonrisa.

–Hola, eh...escuché sobre su falta de personal...–

La mujer sonrió y asintió.

–Si, nos falta personal–respondió mientras le hacía una señal pata seguirla–Las últimas criadas renunciaron y otra resultó embarazada–

Rhaenyra asintió con la cabeza y soltó un suave "uh", se le hizo raro lo de que las sirvientas renunciaron, aunque lo último puede entender bien, Rhae también tuvo que pausar sus estudios por su primer embarazo, dejó de pensar al escuchar algunos gritos y quejas detrás de unas puertas, Rhaenyra levanto una ceja pero dijo nada, no le convenía.

Finalmente se detuvieron frente a unas puertas, la mujer tocó la puerta y recibieron un "pase" dentro, abrió la puerta y dejó a Rhaenyra pasar y vio al jefe de la hacienda, un hombre mayor de cincuenta años, de cabello arreglado hacia atrás de un peculiar color blanco y bien vestido, Rhaenyra había escuchado algunas veces de los Targaryen, no lo suficiente como para interesarle pero había escuchado que eran una familia con dinero junto con otra familia, los Velaryon, que lo más particular en ambas familias es que tienen el pelo plateado rubio a veces, aunque también teorías conspirativas de que se casaban en familia.

–Señor–Rhaenyra saludo mientras asentía con la cabeza y extendía su mano para estrecharla.

Viserys la mira con la boca abierta, como si hiera visto algo imposible, Rhaenyra trago un poco de salida conforme pasaban los segundos hasta que Viserys reaccionó y tomó su mano para estrecharla.

–Lo siento, pensé que estaba viendo a otra persona que conocía–le explicó sin dar más detalles–Puedes irte, Elinda–

Elinda asintió y se fue de la oficina  errando la puerta, Rhaenyra se sentó cuando el señor Viserys le señaló la silla.

–Eso esta muy bien–comentó Viserys en voz baja mientras revisaba los currículo, leyendo–Enfemera, ¿Eh?–

Rhaenyra asintió, evitando mover las piernas con cierto entusiasmo, pues la familia Targaryen tenía bastante dinero y no tenían mucho personal, Rhaenyra realmente necesitaba el trabajo, esperaba que al menos no la contraten por tener tres hijos.

–Bien–Viserys dijo, Rhaenyra casi saltó, bajo el currículo en su mesa y miró a Rhaenyra con una sonrisa amable–Contratada. Puedes empezar mañana–

Los ojos de Rhaenyra se ampliaron y sonrió, emocionada y a la vez aliviada.

–Gracias, de verdad–Aunque luego se le hizo raro, ¿Solo eso?–¿De verdad...?–

Viserys asintió.

–No creo estar bromeando–respondió.

Rhaenyra no pudo evitar agradecer más de una vez pero el señor Viserys le dijo que no tenia nada que agradecer, estaba con falta de de personal y alguien que haya estudiado para se enfermera.

Rhaenyra salió de la oficina, sin poder evitar embosar una sonrisa mientras caminaba, tan emocionada que no notó a otra persona pasar por un pasillo que acabo chocando contra la mujer.

–¡Lo siento!–Rhaenyra la agarró antes de que cayera, muy avergonzada al no darse cuenta de la presencia de la otra mujer–¿Todo bien?–

No pudo evitar notar lo linda que era la mujer tiene cabello rizado y largo de color castaño claro, que cae en cascada sobre sus hombros. Presenta rasgos suaves y delicados, con ojos claros.

Alicent miró a Rhaenyra con cierta incredulidad antes de asentir.

–Estoy bien...–respondió, sin poder evitar mirar a Rhaenyra, haciéndole familiar de un lado.

–¿Segura?–preguntó sin poder evitar preocuparse, tampoco sabía quién era la mujer y no quería problemas para cuando venga a trabajar.

Alicent parpadeó y asintió, dándole una sonrisa moderada.

–Estoy bien, no pasa nada–

Continuará...

𝐹𝑈𝐸𝐺𝑂 𝐸𝑁 𝐿𝐴 𝑆𝐴𝑁𝐺𝑅𝐸 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora