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Rhaenyra...

Alicent, camino a los aposentos del Rey con un libro en manos, se encontró cara a cara con quién menos quería hacerlo, no porque le desagradara, sino porque en este mismo momento, estaba a punto de caer lo más bajo posible yendo a "consolar" al Rey tras la pérdida reciente de su esposa. También conocida como Aemma Arryn; también conocida como la madre de Rhaenyra.

Rhaenyra Targaryen la miró fijamente, Alicent apretó el libro contra sí mientras buscaba darse consuelo. Sabía que estaba temblando, sabía que había una gran posibilidad de que sus ojos estén rojos.

—Alicent... ¿qué haces despierta tan tarde?

La princesa jamás quitó sus ojos de ella, pero Alicent tuvo que bajar la mirada al escuchar sus palabras. ¿Cómo podría explicarle a Rhaenyra que fue enviada por su propio padre a básicamente seducir al Rey y conseguir que la sangre Hightower entre en la línea de sucesión al Trono por sobre ella? Alicent sabía que esto estaba tan mal, tan jodido. Se le revolvía el estómago de sólo pensar en lo que estaba a punto de hacer, incluso si no fue obligada, Alicent temía a su padre, sabía que negarse no era una opción.

El aroma familiar de Sándalo y Menta llegó a su delicada nariz, Rhaenyra estaba expulsando sus feromonas de forma suave, tratando inconscientemente de relajarla. Alicent no se dió cuenta de que accidentalmente dejó salir su aroma cítrico de forma agria, evidenciando su inestable estado emocional. Tampoco notó las lágrimas cayendo por sus mejillas hasta que el sabor salado de ellas invadió su boca. Levantó la mirada y pudo ver aquellos ojos violetas llenos de preocupación. Lo odiaba, odiaba hacer que Rhaenyra se sintiera de ese modo, pero más odiaba lo que estuvo a punto de hacer.

—Rhaenyra... yo... —bajó nuevamente la mirada cuando vió que se acercaba, los brazos de la alfa la rodearon y la atrajeron a un reconfortante abrazo que no sabía que necesitaba. Alicent se permitió fundirse en el cálido cuerpo y dejó que sus lágrimas mancharan el hombro de Rhaenyra. Inconscientemente, su rostro se dirigió al cuello de la contraria, donde el aroma era más fuerte. Alicent inhaló todo lo que pudo, relajandose ante los toques cariñosos de Rhaenyra en su espalda. Finalmente, tomó el coraje para hablar—. Mi padre quiere que me acueste con tu padre. Quiere su sangre en el Trono a como dé lugar.

Sintió a Rhaenyra tensarse, pero no se atrevió a mirar, quizás fue muy directa, pero no podía guardarselo por más tiempo, fue una sorpresa que su voz no se haya quebrado a la segunda palabra.

—...¿Qué?

Rhaenyra la obligó a separarse y la miró fijamente, había odio en su mirada. Alicent se sintió una niña nuevamente, temblando bajo una simple mirada. Pero la mirada iracunda de Rhaenyra no estaba dirigida a ella, nunca podría.

—L-Lo siento tanto, yo... no pude negarme. Iba camino a sus aposentos a... a consolarlo, pero...

Alicent no sabía como defenderse, sabía que su aroma atemorizado la estaba exponiendo, pero era lo de menos. Rhaenyra soltó un gruñido que hizo que Alicent se encogiera aún más, la tomó fuertemente del brazo y comenzó a básicamente arrastrarla en la dirección contraria. Muy en el fondo, Alicent agradecía que la esté sacando de esta situación, aún si no sabía que le depararía a partir de ahora. Recién a medio camino notó hacía donde se dirigian; iba a la habitación de Rhaenyra. No supo que pensar, simplemente prefirió no pensar en lo absoluto y dejar que la alfa dirija el camino.

Ser Criston Cole les dirigió una mirada extrañada, pero simplemente murmuró un "Princesa" junto a una breve reverencia y las dejó pasar. Una vez la puerta se cerró, el aroma a Menta se intensificó, llegando al punto de ser fuerte y picoso. Rhaenyra estaba molesta.

La torre del dragón  |  rhaenicentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora