00. La línea entre víctima y victimario.

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Probablemente los lunes eran mi peor día, aunque los martes me repugnaban, los miércoles eran aburridísimos y los jueves fueron el peor día, por lejos, desde aquel encuentro con mi padre.

No lo veía desde que se fue a Europa por trabajo, y había venido por una convocatoria especial de la escuela, fantástico. Tres años de vivir sola con mi tía a verlo, nuevamente, luego de tanto, para que exigieran mi expulsión.

Mi padre con su sonrisa encantadora y ojos seductores miró a la vicerrectora.—¿En serio cree que es una decisión tomada, señorita? Creo que podríamos arreglar esto de alguna forma.

Suspiré mientras escuchaba como flirteaba con un directivo de la escuela donde ya nadie quería verme, ni yo en los espejos de los baños.

La cara de la señorita Lee fue de absoluto enamoramiento.—Lo siento, señor, pero como ya vio en las planillas. La señorita Hee Min-hae ya alcanzó un limite de tres suspensiones e hice pasar dos solo por usted.. me encantaría hacer más pero este caso nos sobrepasa.

Mi padre suspiró.—Entiendo. ¿Qué papeleo debo hacer para la transferencia?

Era definitivo, y no tenía nada de lo que quejarme.

La charla continuó unos minutos hasta que la puerta sonó detrás de mi espalda y la de mi padre, y para mi sorpresa, no me dijo nada, solo caminó hacia las escaleras.

—Te quedarás aquí el resto de la jornada, no iré a casa hoy. Traeré el papeleo a la tarde y mañana ya me aseguraré de que te pateen de aquí, ¿Contenta?— dijo a unos metros mío.

—Quiero salir de aquí. Por favor, no me dejes.

Solo me miró y me dejó allí, parada en medio del pasillo.

Las lágrimas comenzaron a derramarse por mis mejillas y corrí al baño, era hora de clase así que nadie se encontraría allí.

Solté mi mochila y cerré la puerta, yendo al lavabo a lavarme la cara una y otra vez, pero las lágrimas brotaban de nuevo y nunca era suficiente agua para limpiarlas.

—Ahora eres tú la que llora.— dijo una chica parada en la puerta.— Luego de todas las mierdas que nos has hecho pasar a tantas, eres tú la que es víctima ¿Verdad?

Mis codos estaban apoyados en el lavabo, mientras cada palabra se sentía como un puñal en mi pecho. Cada palabra era verdad, cada una de ellas era tan cierta como el hecho de que merecía cada una de ellas.

Me había convertido en la versión femenina de mi padre.

—¡Ahora eres tú!— dijo acercándose a mí, y el timbre del receso sonó, pronto llegarían todos los demás, y justo cuando un celular se asomó por la puerta, ella me pateó la cadera y caí sentada contra la pared, mi cara goteaba, en una combinación de agua y lágrimas.

Otras tres chicas aparecieron detrás de ella y mientras se abría la multitud vi a mis ex 'mejores amigas', las cuales no parecían tener mucho que decir.

—Mereces estar ahí, de hecho mereces que te hagamos tragar todas tus palabras.— dijo una de ellas.

No sabía el nombre de ninguna e incluso no recordaba que les había hecho a dos de ellas, una se acercó a mí y me tomó de la cara y comenzó a presionar mis mejillas hasta un punto que tuve que abrir la boca.

—¿Recuerdas cuando tiraste el tazón de fideos sobre mí? Me diste un papel higiénico para que me limpiase, y dijiste que harías que me tragara todo el rollo, pero te acobardaste, yo no me acobardo ¿Sabes?— Ella tomó un rollo de papel higiénico y comenzó a meterlo en mi boca.

Quise luchar pero dos chicas me tomaron los brazos, comencé a toser y a hacer fuerza con la mandíbula pero dolía, dolía mucho y no tenía nadie quien me ayudase.

Mis lágrimas brotaban cada vez más, sentía que todo se acabaría allí, de alguna u otra forma.

Una profesora entró y sacó a todas las chicas de allí. Al soltarme los brazos, comencé a sacar el papel higiénico de mi boca y quedé de rodillas mirando al suelo ¿Me merecía eso? Sí, pero algo muy dentro mío me decía que no era mi culpa.

La multitud comenzó a disolverse y la profesora me tomó de la mano pidiéndome que respirara, asentí e intenté regular la respiración pero no podía lograrlo, tenía espasmos y se me cortaba la respiración cada cierto período de tiempo.

—Ya. Ya.— dijo ella mientras yo ponía mi cara en su pecho y frotaba mi espalda.— Tu padre no volverá ¿Verdad?

Negué con la cabeza, el llanto se hizo más fuerte.

—Lo siento..

PROMISES AND DEBTS - EWFSOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora