Selenophile: Amor a la Luna.
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Los ancestros los eligieron sabiendo que se complementarían a la perfección. Serían una fuerza de la naturaleza, salvaje, inhóspita y Leal.
Sus genes lo presentían, los músculos de sus coraz...
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El rostro inexpresivo de Billy no había cambiado a pesar de las súplicas de Artemisa, y eso que ella podía ser muy convincente cuando quería.
—Por favor…— repitió por milésima vez mientras alargaba la última vocal de la palabra.
—No vas a hacerte un tatuaje, Artemisa. Y es mi última palabra— sentenció sin dar su brazo a torcer.
La muchacha apretó sus labios con frustración, sintiendo los nervios invadirla con más ímpetu al ver que convencer a su padre estaba siendo más difícil de lo que pensó.
Cuando Paul y ella planearon hacerse tatuajes iguales no consideró que el mayor de los Black podía dar una respuesta negativa y negarse a firmar el permiso que ella necesitaba por ser una menor de edad.
En el caso de Lahote no había problema, ya que su padre estaba demasiado ebrio como para notar qué era lo que estaba formando.
—¡Pero ni siquiera lo has visto! Estoy segura de que piensas que me haré calaveras llameantes, un unicornio diabólico o el rostro de Draco Malfoy en mi trasero. ¡Pero no es nada de eso!— se apresuró en aclarar ante el rostro horrorizado de su padre.
—Arty, no voy a cambiar de opinión— negó aún mirando a su hija como si una tercera cabeza le estuviera saliendo por debajo de la axila.
—¡Mira, es un lobo aullándole a la luna! A tí te gustan los lobos— le extendió el dibujo que ella y Paul habían estado confeccionando, con una pequeña ayuda de Leah Clearwater, pero solo un poco de ayuda.
Lahote y Black eran pésimos dibujando.
El rostro de Billy cambió drásticamente a uno mil veces más serio de lo que estaba antes. Vió fijamente el dibujo con escrutinio, era un diseño verdaderamente lindo: un lobo realmente detallado le aullaba a la luna con porte y elegancia. El mayor tragó en seco mirando de reojo el rostro ilusionado de su hija. Artemisa había estado mostrando muchísimo interés en los lobos estas últimas semanas, cosa que preocupaba a Billy de sobre manera. Ya había estado preguntando acerca de las leyendas de la tribu y sabía que investigaba por su propia cuenta.
Suspiró negando con la cabeza.
—Debo admitir que es un muy buen dibujo, pero eso no cambia mi decisión. Eres muy joven para tener un tatuaje— esas parecieron ser las últimas palabras concerniente al asunto, pero Artemisa no llegaría a la tienda de tatuajes con su permiso firmado, sobre todo para no ver la sonrisa burlona de Paul.
