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Nadie la quería, pensaba.
¿como lo iban a hacer?
Ella estaba rota y nadie se inmutaba.
Se había cansado de gritarselos en la cara
¿cuantas pruebas querían?
Les dio la llave de su mente,
Entraron y al ver a sus demonios,
Escaparon haciendo de cuenta que nada pasaba.
Porque ¿quien quiere ayudar a una mente suicida con indicios de anorexia?
¿quien quiere arreglar a un corazón roto?
Es preferible que la niña sonría falsamente,
Es preferible que se quiebre en soledad,
A molestarse en intentar juntar los pedazos rotos.

susurros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora