Capítulo dos.

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No sabía que el sexo se sentía tan bien. Blake y yo hemos estado teniendo relaciones sexuales durante dos meses. Casi todos los días.
Mi padrastro, Louis, es profesor de literatura Inglesa en la universidad local. Él llega a casa alrededor de 2 horas después que yo. Eso nos da a Blake y a mi mucho tiempo para hacerlo.
Nosotros no usamos preservativos, pero estoy tomando la píldora, así que está bien.
Louis no sabe que estoy tomando la píldora. Tuve que ir a la clínica de mujeres, donde no tienes que pagar mucho. Estoy segura de que mi padrastro no sabe que estoy teniendo sexo tampoco.
Esta es una noche inusual, Blake no puede venir. Él tiene que ir a la fiesta de cumpleaños de su abuela. Así que estoy aquí sola.
Louis llega tarde a casa. Está oscureciendo y afuera está lloviendo. Voy a tener que hacerme un sándwich para la cena.
Estoy leyendo una revista en el sofá cuando Louis llega a casa. Se sacude la lluvia de su corto cabello marrón. Es guapo para un hombre de 40 años. De una manera profesional. Es alto y delgado. Camina mucho, así que tiene músculos magros. También hace yoga. Él tiene ojos sensibles color azules, esos que las niñas aman. Sus estudiantes se avientan sobre él. Parece tan tranquilo e inofensivo y tierno.
Sostiene una caja de pizza en la mano y me la muestra.

-Traigo la cena

-Genial -le digo.

Salto del sofá y lo sigo hacia la cocina. Él saca dos platos.

- ¿No viene Blake esta noche? -me pregunta.

-Nop...Tenía que hacer algo con su familia -Le digo mientras tomo un pedazo de pizza de pepperoni.

Me da un vaso con agua, y luego se sirve uno para sí. Caminamos hacia la pequeña mesa de madera de la cocina, donde siempre comemos.

- ¿Cómo va la escuela?

-Bien

Terminamos de cenar y luego se va a su oficina a terminar algunos papeles de su trabajo. Su oficina está justo al lado de mi dormitorio. Me quedo viendo televisión abajo por un tiempo, luego me dirijo a mi cuarto.
Cuando camino junto a la puerta de su oficina, está cerrada, pero escucho un ruido extraño.
Casi suena como un gemido. Como si tuviera dolor.
Me detengo para escuchar. Escucho otro. Pongo mi mano en el pomo de la puerta. ¿Debó realmente entrar?
Se queja de nuevo. ¿Y si está enfermo o herido?
Abro la puerta y no estoy preparada para lo que veo.
Oh Dios.

A mi padrastro le gusta mirar (L.T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora