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Esta planea ser una historia corta de un par de capítulos, solo quiero sacarme de la cabeza está idea que tengo desde que leí la obra jajaja, escribí esto a las 4 de la mañana, una disculpa de antemano por los errores.

Siempre se había preguntado cuál era el propósito de su existencia, desde que era un niño nunca había encontrado sentido en todas las cosas que decía o hacia ya que siempre había estado a disposición de lo que su familia dictara. Su vida desde que tenía memoria había sido monótona y sin razón, Lee Chowon nunca se sintió como un ser con raciocinio propio, su existencia se dictaba gracias a lo que decían los demás que le rodeaban: Estudiaba por su familia, tocaba el violín por su familia, vivía por su familia y por supuesto, también se casó por su familia.

En aquel entonces, Chowon ya había vivido lo suficiente como para poder entender el papel que el tenía en esa sociedad tan retorcida en la que se había desenvuelto desde que era un infante, él sabía que un Omega a su edad ya debía tener a un Alfa a su lado que se encargará de él. Tenía qué, él era Lee Chowon, el diamante más fino salido de la familia Lee, uno de los violinistas más prodigiosos de la era contemporánea y también, un omega dominante, uno de los más hermosos que alguien podría ver en su vida.

Lo tenía todo, una buena familia, buen estatus, una educación de excelencia y por supuesto una cara bonita, era inaudito que una persona como así aún no hubiera considerado siquiera la posibilidad de unirse a alguien con sus mismas cualidades, lo había escuchado de algunas personas, incluso si era muy hermoso si seguía así no podría conseguir a alguien más adelante, por qué claro, no importaba lo talentoso que era, lo inteligente y educado que estaba, tampoco que a pesar de su género había hecho demasiado para su edad, eso no tenía relevancia alguna en su vida, él seguía siendo un Omega inútil mientras no tuviera un hombre a su lado que le diera la valía para que los demás lo consideraran como persona, entonces si el perdia aquella belleza etérea que siempre le había caracterizado entonces sería desechado y olvidado, por qué él no valía nada más que para ser la madre de unos futuros niños que heredarian lo que un padre alfa podría ofrecer.

El muchacho siempre trató de ignorar aquello, todos se lo repetían una y otra vez, casarse era la única razón por la que seguía vivo, su padre siempre se lo dijo, tenía que conseguir a un buen alfa y darle nietos, solo hasta entonces podría considerarlo alguien más en aquella familia, por qué sin eso Lee Chowon solo era un cascarón vacío que no servía nada más que para aparentar.

La presión abrumadora siempre había estado presente, ahora que trata de hacer memoria, nunca hubo un día en el que no se sintiera nervioso o preocupado por cumplir las espectativas, a pesar de que siempre había tratado de presentarse como una persona de carácter fuerte y mentalidad capaz, la verdad era que aún a pesar de todo lo que hacía para tratar de aparentar que nada de lo que pasaba en su vida lo afectaba, detrás de aquella fachada ególatra se encontraba un muchacho sensible e inestable que siempre trataba desesperadamente de conseguir aprobación de todos.

¿Por qué nada era suficiente?, se preguntaba cada vez que sucedía, las rupturas eran algo a lo que afortunada o desafortunadamente ya se había acostumbrado, siempre era lo mismo, cada persona se encargaba de encontrar nuevas razones por las cuales debía odiarse, él trataba de amoldarse a cada una de las personas con las que quería estar sin embargo nunca parecía ser suficiente, y él se cansaba de seguir intentado aparentar, tratando de encontrar a un hombre dispuesto a quererlo como el nunca podría en toda su vida.

"Lee Chowon no es más que una maldita mentira."

Recordó algunas de las palabras que había dicho uno de sus ex novios antes de dejarlo, nunca pudo estar más de acuerdo en lo que expresaba, las palabras agresivas que había recibido de todos esos hombres le dolían sin embargo sabía muy en el fondo que todo lo que decían era verdad. Chowon era una mentira, su vida era mentira, su existencia, su personalidad y convicciones eran mentiras, falacias creadas para que todos pudieran amarlo, siempre había sido así, sin embargo pensó que aquello era lo correcto, el no podía hablar, no podía desistir, no podía opinar por qué no podía pensar por si mismo, si el dijera lo que realmente pensaba nadie querría amarlo, de eso estaba seguro.

Lo creía tanto que termino siendo arrastrado por esos pensamientos, cuando menos se pudo dar cuenta, se había dejado manipular como un títere y estaba haciendo lo que se supone que era correcto, un día se encontraba tratando de negar la realidad, huyendo de todas las ideas impuestas y al otro se veía a si mismo frente un alfa desconocido que decía querer desposarlo.

Solo Dios sabe cuánto se arrepiente de no haber sido lo suficientemente valiente aquel día, de no haberse marchado, se arrepiente de ser ingenuo y de haber pensado por algún momento que aquello funcionaria.

—¿Usted es Lee Chowon?

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