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¿En qué nos quedamos? Ah.. Claro.
Neptuno se forcejeaba, su padre apenas se estaba bajando el pantalón, la expresión del menor era aterrorizada.
Su madre gritaba a todo pulmón mientras trataba de desatarse desesperadamente, no queria que su "esposo" le hiciera daño a su pequeño Neptuno, no, se negaba.
El menor lloraba y gritaba por ayuda, lo cual enojo a su padre tirándole al piso y dandole fuertes golpes y patadas, el señor estaba ropa interior, se agachó y tomo de atras a Neptuno, poniéndole firme, estaba a punto de bajar la ropa del peliazul, hasta que sintió un dolor horrible el cual le hizo retorcerse del dolor.
La madre de Neptuno, había logrado desatarse y rápidamente agarro unos de los cuchillos de la casa, se lo enterro por la espalda y el hombro, ahora el señor era el que pedía por ayuda.
── Mi niño.. ── Sollo su madre mientras trataba de levantarle, Neptuno tenía heridas graves, las cuales no paraban de sangrar, como pudo lo tomo en brazos y fue hacía la habitación del chico.
El menor tenía la vista borrosa, no entendía lo que estaba pasando, sentía un pesar en su cuerpo el cual le queria obligar a dormir, empezó a cerrar sus ojos lentamente, lo último que pudo ver fue a su madre abrazándole y diciéndole lo mucho que le amaba. Suspiro y durmió profundamente.
Nuevamente era de mañana, era Lunes y todos lo detestaban, Urano hizo su rutina como siempre, salió de la escuela con una gran sonrisa mientras caminaba, vaya que ayer fue el mejor día de su vida.
Llego hasta su salón de clases, lo raro fue que no vio a su pequeño niño bueno; "Quizás se le hizo tarde" penso el peliceste mientras se sentaba en su lugar, miro hacía su izquierda, noto como Saturno y Júpiter se daban mucho cariño, como si dependieran de eso. Urano solamente desvío su mirar hacía otro lado, espero pacientemente a Neptuno, pero nunca llego.
Estaba solo, había olvidado lo horrible que se sentía eso, miro a sus lados, Venus, Marte y Tierra hablando y abrazándose, Plutón estaba de colado en el salón solo para estar con Mercurio.
Y el, pues en silencio espectando todo, la primera clase empezó.
La segunda, la tercera y no había señales de Neptuno, pudo escuchar como Saturno le susurraba mientras el profesor explicaba.
── Hey, Urano.. ¿Dónde esta Neptuno? ── Le pregunto con amabilidad.
── No tengo idea.. No me avisó que no vendría. ── Respondió.
Tocaba receso, todos salieron corriendo como animales salvajes, Urano fue al lugar de siempre. Recordo la primera vez que el peliazul le habló, sonrió encantado.
Pasaron las horas hasta que se acabo el día, Urano caminaba de regreso a su casa, hasta que pudo notar policias y ambulancias alrededor de una casa, era la de Neptuno..
Corrió como nunca antes, la escena que miro fue horrible, era Neptuno arriba de una camilla con heridas graves y quizás seria exagerdo decirlo, pero estaba chorreando sangre.
Lágrimas resvalaron de sus mejillas, en la otra camilla estaba el padre de Neptuno y tenían agarrada a la mamá de este, la cual lloraba y suplicaba que no se llevaran a su pequeño.
Estaba en shock, le pidió permiso al oficial de acompañar a la ambulancia que llevaba a su niño.
El oficial le interrogó un poco, pero al final le dejo, se subió al vehículo y miro a el peliazul, sollo al verle en ese estado.
