02. Paso a paso.

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No había mucho para hacer sola, mis últimas semanas habían sido lo mismo, simplemente ver series americanas o escuchar música, había dejado de estudiar tanto como solía hacerlo, aún así tenía un tiempo más para relajarme, los temas en Saebom estaban más atrasados, solo tenía que obligarme a copiar en clase.

Algo que solía hacer y dejé de implementarlo, era correr, podía aprovechar para conocer mejor la zona del departamento al que me mudaría la semana entrante, definitivamente sola, sin tía, sin cocinera, solo yo, yo y yo.

Me vestí con ropa cómoda, tomé mi celular y mis auriculares y salí del departamento para luego correr unos kilómetros en sentido al instituto.

Era una ciudad linda, no parecía de gente rica, pero definitivamente había de esos en algunos departamentos que gritaban "Lujo" por todas partes.

Tras unas veinte cuadras, paré para descansar y me senté en un banquito que estaba allí.

―¿Hee Min-hae?― escuché una voz femenina que me llamó.

Elevé la mirada y una chica la cual no conocía me miraba con una sonrisa, que pronto se borró de repente.―Hola―saludé con una sonrisa.―, ¿Te conozco?

―N.. no. Me confundí.―dijo ella nerviosa, y entró rápidamente al negocio que estaba detrás mío.

¿Librería Prince? No había leído eso antes.

Me adentré al negocio porque me generó curiosidad, ella me conocía, pero yo a ella no, ¿Quién era? Oh..

¿Era de mi anterior escuela?

―¡Una nueva cara bonita! Bienvenida a la librería Prince.― me dijo el hombre que atendía.

Sonreí lo mejor que pude y saludé, pero calculando el hecho de que podría conocerme, decidí que lo mejor sería irme.

―Un gusto, señor.― Le dije en una reverencia y me di la vuelta para salir apresurada.

Auch.

Un alto cuerpo frente a mí me detuvo, su pecho sí que era duro, ni se había movido con el impacto.

―Lo.. lo siento mucho, señor.― dije y miré hacia arriba.

Retrocedí tres pasos pequeños y me disculpé de nuevo, y pasó de mi cara, como de costumbre.

Qué mal me caes, Soo-ho.

Salí rápidamente y corrí de vuelta a mi departamento.

Todo el cansancio que había reunido mientras venía había desaparecido apenas vi todas las opciones y consecuencias que podrían desencadenarse con mi presencia allí. En unos minutos estuve en mi casa de nuevo, apoyada contra la puerta y respirando entrecortado.

―Min-hae ¿Estás bien?― preguntó mi tía, saliendo de la cocina.

―Sí. Sí.― solté en una risita.― No sabía que saldrías temprano, normalmente no estás aquí cuando vuelvo.

―Decidí hacerme un lugar, ya que me queda poco tiempo para vivir con mi sobrina favorita.―Apretó mis mejillas con ambas manos― Hasta hace unos años te estaba cambiando los pañales― dijo casi llorando.―, ahora ya ni me necesitas.

Sonreí con ternura.― Soy tu única sobrina, además, siempre te necesitaré, eres como mi madre.

―¡AY! Ni digas esas cosas que me harás llorar. Y no intentes ponerme sentimental que tenemos cosas que hablar.― Su tono se volvió severo en muy pocos segundos.― Ve a cambiarte y ponte el pijama, te esperó en el sofá con un té.

Estaba por regañarme por la expulsión, genial.

Obedecí y fui a cambiarme. El mismo conjunto rosa con orejitas de siempre, era el menos abrigado que tenía pero por lejos el más cómodo. Cuando volví, mi tía estaba apoyando las tazas en la isla.

PROMISES AND DEBTS - EWFSOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora