[ A LEE SOO-HO FF: 𝗛𝗲𝗲 𝗠𝗶𝗻-𝗵𝗮𝗲 tuvo problemas en su anterior escuela, por lo que es expulsada y transferida a Saebom High School. Todo parece ir bien, excepto por el hecho de que sus problemas vuelven a atormentarla y cada vez se siente más...
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Finalmente lo bloqueé.
Hang había sido mi novio desde que tenía quince años, era raro ya que normalmente todos nos consideramos niños a esa edad, pero ambos estábamos muy seguros de que queríamos estar juntos, fue algo fuerte y lo seguía siendo.
Tres años de relación no se tiraban a la basura tan fácilmente, al menos no yo, él fue el primero en conseguirse a una nueva chica, y, casualmente, un día después de mi cumpleaños número dieciocho.
Estaba consciente de que había sido una relación mala en muchos aspectos, por eso evitaba acercarme o responderle, pero realmente mi yo del pasado necesitaba volver a verlo a veces.
Terminamos en ese mismo cumpleaños, mi cumpleaños número dieciocho, hace siete meses, cuando rompí la nariz de su perfecta mejor amiga, la que ahora es su novia.
Los detalles realmente no importan.
Hice tantas cosas exageradas por cosas que realmente no valían la pena, que no entiendo si mi forma de ver las cosas ahora está bien.
Dudo de cada uno de mis movimientos y pensamientos.
Pero de lo que nunca dudaría en si fue correcto, era en cortar lazos con Hang.
Tras un largo día, me acosté y me dormí, me sentía exhausta y no quería seguir pensando en aquello. Por un momento había esperado que todo desapareciera en una semana, pero luego cayó en que realmente no era posible.
Noc noc..
—Pasa..— dije aún con sueño.
—Sal, hay alguien que te busca.— dijo mi tía.
—¿Mhm..?
La puerta se cerró, refregué mis ojos y me levanté, caminé a la puerta y cuando la abrí estaba él ahí.
—No puedes escapar de mí, ni de tu pasado, ni de tus errores, tampoco de todas las que sufrieron por ti. Pagarás por cada una de las cosas que hiciste mal toda tu vida.— dijo él.
—Tía, ¿Por qué lo dejaste entrar?— pregunté.
Ella mezcló el azúcar en su té.— Ya que yo no te digo las cosas de frente, creí que él las diría mejor que yo.— Levantó su mirada y me sonrió.
