Leccion de espadas

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Aquisgran, Sacro Imperio Romano Germánico, 1567

En lo más profundo del palacio de las tierras Sacro Romanas, una joven de pelo rojo y cruz blanca se encontraba leyendo diferentes libros en la biblioteca para pasar el rato.

Sus hermanos mayores se fueron al Ducado de Austria y las regiones del río Rin para presentarse en unas reuniones las cuales su padre no pudo asistir.

Su hermanito menor estaba en su respectiva región del Imperio, explorando todo lo que estaba a su alcance.

Suiza no tenía a nadie con quien estar, Berna estaba en la confederacion de los cantones Suizos con Zurich y los demás cantones que le cayeron bastante bien a Suiza desde el momento en el que los conoció, además de otras ideas que le pasaban por la cabeza.

Suiza no era de esas mujeres que se mantenían en su lugar a pesar de lo creído en la época, desde que fue a los cantones, Suiza se dispuso a investigar todo sobre la historia de estos, desde su creación en 1291 hasta las diversas guerras de la casa Habsburgo con los confederados, los Habsburgo no le caían bien a Suiza, principalmente por que atacan a esa región, pero también era por que parecía que solo estaban bajo el poder por trato injusto ya que se dice en el Imperio que son decendientes de Julio César, uno de los emperadores del Imperio Romano, como pocos, Suiza no se creía esa mentira.

Pero esta vez leía una historia para pasar el rato, antes de su desaparición, Prusia solía contarle historias a ella y Rin de jóvenes, sobre diferentes leyendas del pueblo hasta sueños sobre un tricolor blanco, azul y rojo con una mirada tanto azul como Dorada, jeje, Austria se reía de aquellos días.

La historia trataba de un amor prohibido entre 2 personas cuyas naciones estaban en guerra, bastante interesante.

Claro, hasta que alguien le llamó.

-13 cantones?

Suiza salto en su lugar al escuchar esa voz, era la voz de su padre, el Sacro Imperio Romano Germánico, bueno, en teoría, no era su padre, lo único que Suiza tenía de aquello eran las alas y dientes que no se sabe como las obtuvo pero tampoco preguntaria, aún así, Suiza era la única de entre sus hermanos que podía ver más allá en los ojos de su padre, como una chispa de alguien que murió en el pasado.

Suiza: Sí padre? *se levanta de la mesa*

Sacro Imperio: Se puede saber que estas haciendo?

Suiza: *traga en seco* pues...estoy leyendo un libro sobre un amor prohibido...

Sacro Imperio: .....Ven.

Suiza se sorprendió ante lo dicho por su padre, por lo general le gritaba o abofeteaba por estar perdiendo el tiempo con historias que nunca suceden en la vida real, o al menos se esperaba que le alsara la voz como antes, pero en cambio, le pido que le siguiera, Suiza no sabía que trataba su padre pero sabía que era mejor seguirlo o terminaria peor que antes.

A través de los pasillos del lugar, los diferentes guardias y mucamas del palacio saludaban tanto al emperador como a la princesa de ahí, junto con las antorchas iluminando el lugar con su luz amarilla y rojiza.

Su padre le llevó al jardín del palacio, donde las rosas florecian en el lugar, blancas, rojas, azules y, el favorito de su padre, Doradas, aunque parecen más Amarillas que Doradas en si, su padre, con espada en mano, se dirigió a una zona un poco apartada del jardín, donde se cernaba un pequeño plano, rodeado de los arbustos, un muñeco de paja y una silla en frente del muñeco de paja, acaso su padre planeaba entrenar en su vestido de gala?

Sacro Imperio: Muy bien. Adelante.

Suiza: Huh?

Sacro Imperio: No me escuchaste? Adelante. Ve y derriba el muñeco de paja.

Pendejadas con las familias Rusas y AlemanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora