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Taehyung siempre había sido un gran apoyo dentro de la vida de Jimin, ya que no solo eran mejores amigos, sino que sus lobos siempre habían mantenido una conexión sumamente especial de omegas, en la cual ambos podían apoyarse mutuamente de muchas formas, logrando así que sus lobos no entraran fácilmente en una depresión ante los acontecimientos que tuvieron que vivir ambos.
Por lo que una cosa que siempre se habían prometido al otro, era el mantener la seguridad del contrario asegurada, lograr de alguna forma que la integridad de su mejor amigo se mantuviera intacta, por lo que la vergüenza pública era algo que no buscaban para el otro.
Por ello, Taehyung se encontraba al pendiente del pasillo en donde la alcoba de su mejor amigo se encontraba, custodiando que nadie fuese a andar de curioso a la alcoba. Sabía que nadie de los empleados podía entrar sin la previa autorización del rey, pero de igual forma, sabía que muchos eran sumamente curiosos y no dudaría en ver qué pasa y por qué el olor de Jimin era tan fuerte.
Porque sí, el olor del rey podía sentirse fuera de la habitación.
Llevó, de la que era su habitación en esos momentos, su abanico, dando de forma disimulada aire hasta la ventana, para que el olor se disipara y la gente no comenzara a llamar la atención sobre aquello, en especial porque no era común que el rey dejara su olor de omega fluir.
―Joder, se la está pasando de lo mejor―dijo con algo de burla mientras seguía agitando su abanico en el aire, jadeando cuando sus brazos comenzaron a doler.
No es como si le hiciera mucha ilusión estar frente a la habitación de su mejor amigo cuando sabía que se estaba masturbando, pero definitivamente no dejaría que alguien lo molestara en aquel momento o supiera lo que estaba haciendo.
Además, los rumores en el castillo se expandían más rápido de lo que deberían, aunque en muchas ocasiones Jimin había dejado en claro la importancia de su privacidad.
Ya habían pasado cuarenta minutos desde que dejó a Jimin con el juguete de autocomplacencia, el cual se llamaba Lin, pero que no le diría a su amigo. Sabía que no sería algo tan largo, ya que como omega que él era, sabía que la primera vez era demasiado intenso como para un omega virgen, por lo que no tardaría demasiado.
Aunque el tiempo que llevaba era considerable, pero intuía que había tardado más en convencerse de hacerlo.
Solo esperaría a que su olor disminuya, siendo esto una señal de que estaba o había terminado, para poder entrar y ver si todo había salido bien, cosa que realmente no debía preguntar, ya que era más que obvio que se lo estaba pasando de lo más lindo ahí adentro.
Se había sentado sobre uno de los muebles que se encontraban en el amplio pasillo, dándose un poco de viento mientras contaba los puntitos que decoraban el techo, intentando pasar el tiempo de alguna forma.
Sin embargo, unas manos sobre sus caderas hicieron que brincara del susto, chillando mientras abría los ojos exageradamente, suspirando con tranquilidad cuando pudo ver a su pareja frente a él, quien lo había asustado al verlo tan distraído.
―Hola, cariño ¿Qué haces aquí? ―preguntó Jungkook con una bonita sonrisa, acercándose al menor para poder dejarle un beso en su mejilla.
Taehyung se mordió el labio con una sonrisa, aceptando los pequeños besos que el alfa dejaba en su mejilla, olvidándose por completo de lo que se suponía, estaba ocultando y también lo que implicaba el que su alfa estuviera nuevamente en el castillo.
―Estaba esperando a que...―calló sus palabras cuando recayó en la realidad, abriendo nuevamente sus ojos y viendo a su pareja con algo de pánico―Mierda, ya estás aquí.
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Our Destiny *:・゚✧ YM
FanfictionA pesar del pasar de los años, la idea de que un omega mantuviera un puesto importante dentro de la realeza, era algo que continuaba escandalizando a muchas personas, ante la ignorancia sobre las verdaderas habilidades que pueden presentar, al igual...