CAPÍTULO 1

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Han pasado millones de años. Estoy aquí, con mi familia y amigos en el otro mundo. Yo no estoy muerto, ya que los reyes del todo me dieron la vida eterna como obsequio.
Cada cierto tiempo he visitado a los Zen-chan y me permitían entrenar con Daishinkan-san.
Mi poder ha llegado a un límite que creía imposible. Me equiparo con los 3 seres más fuertes de toda la creación. Aún puedo ver en mi memoria la cara del señor Bills cuando tuve una pelea enfrente de los dioses, en contra del padre de los ángeles. Lo pasé en grande todo este tiempo, pero ya no me queda nada por aprender o por lograr, ciertamente mis amigos nunca pensaron que pudiera llegar a saber todo sobre la misma realidad.
Estoy cada vez más aburrido, pero viviendo en paz con los que amo. Viendo a cada generación pasar y conociéndolos aquí, eso es lo único interesante que podría destacar, pero ya ha sido muy repetitivo. Es verdad, me olvidé de mencionar a Vegeta, aún seguimos teniendo alguna que otra pelea de vez en cuando, por los viejos tiempos. Se volvió incluso un dios de la destrucción hace no mucho. El gato ya quería un retiro digno después de tantos años con el cargo. Lo comprendo, la monotonía acaba siendo cansina.

No falta mucho para que llegue Daishinkan-san, le gusta ser él el que me transporte a ver a los pequeñines, siempre le digo que no hace falta, pero su simple contestación nunca cambia: "Me gusta comprobar como le van las cosas a tu familia, es increíble verlos convivir, con tanta tranquilidad y felicidad.".
Los minutos pasaron y acabó llegando el Gran Sacerdote, pero lo curioso es que no venía solo, estaban con él los creadores del universo. Nunca vienen juntos, voy yo hasta su palacio para jugar... ¿Habrá pasado algo?
Están acercándose y los Zen-chan saltan a abrazarme, son siempre muy tiernos cuando lo hacen.
- ¡GOKU!, hemos venido porque teníamos que decirte algo- me mencionaron los amos del todo.
- ¿Cómo así?- inquirí.
- Estuvimos pensando mucho desde la última vez que nos vimos, te encontrabas demasiado aburrido. Entonces tuvimos la idea de crearte un universo para tí sólo- revelando su plan.
- Pero eso es algo muy importante para un mero mortal- no creyendo lo que había entrado a sus tímpanos.
- Está a nuestro mismo nivel y posee todo el conocimiento que un ángel le podría aportar- tomó la palabra el progenitor de Whis-. También debe de ser realista, Goku-san, ha pasado mucho tiempo desde que se puede considerar a si mismo un dios- tranquilo y con una sonrisa, nunca cambiaba su expresión conmigo.
- Bueno, ¿puedo considerarlo un momento antes con mi familia?- dudé.
- Por supuesto, no se preocupe por ello- respondió el sacerdote.

Le comenté a mi familia la propuesta, se veían felices y a la vez con ligera tristeza. Lo que más me preocupaba era la reacción de Milk. Se lo tomó de muy buena manera, en cierto modo. Me hizo prometerle que sería feliz a donde iba a ir y me dió sus bendiciones si me volvía a enamorar. Desde luego ella es, fue y será el amor de mi vida. Tampoco tardé en ir a decírselo a mi mejor amigo, a mi rival de, prácticamente, toda la vida. Una última pelea y charla final, con la cual, los dos nos demostramos mutuamente todo lo que sentíamos.

Ya estaba preparado para irme, aunque antes, el ángel supremo me otorgó un báculo parecido al de sus hijos, pero más de mi estilo. Les agradecí por todo. Zeno abrió un portal y me hizo un ademán de que pasara, les di un último abrazo y lo atravesé. Aparecí en un lugar similar al paraíso, con una cantidad generosa de fauna y de animales, sencillamente hermoso. Luego atravesé la puerta de la casa que estaba construida, se parecía a la que tenía en el monte Paoz. Entré a la cocina y me preparé algo de comer, soy inmortal, pero la comida nunca la habría dejado.

Un rato después, decidí mirar el objeto divino para conocer los distintos planetas existentes. Un suspiro salió de mí al comprobar que también había una tierra, seguro obra de mis pequeños amigos. No era mi tierra, eso desde luego. Las casas eran rectangulares o en algunos casos cuadradas, no eran redondeadas como las que habían inventado la corporación cápsula. Tampoco existían los hombres animales como tal, pero sí una raza con características humanas y gatunas. Los demonios, humanos, ángeles y ángeles caídos también lo habitaban. La vegetación exuberante por gran parte de su superficie... Deberé visitarla en algún momento dado, hasta que llegue, seguiré mirando los demás cuerpos celestes. Este trabajo es algo interesante, hacer de dios creador, destructor y de ángel guardián me tendrá ocupado por bastante tiempo.

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⏰ Última actualización: Sep 30 ⏰

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Goku, un gobernante diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora