Amor

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Dioses, una palabra con muchos significados y entre esos significados expresan una perfección que el ser humano desea alcanzar, entre las distintas culturas se deforma y se transformo la expresión de dios, mientras que para algunos solo existe un dios que otorga y castiga lleno de subordinados, existen otras culturas que creen en la existencia de mas de un dios. 

Después de todo no existe algo como un dios perfecto que pueda controlar todo en el mundo, se necesitaban tantas explicaciones a los milagros del mundo, que nadie conoce el origen de todos, nadie sabe realmente la causa de la existencia de cada dios que existe en distinta región, ¿seria a caso que algo mas los creo?, no realmente nadie lo sabia se tenían teorías pero la respuesta era incomprensible. 

-Un dios es aquel que lo puede prever todo- Fue el suspiro que dio un dios cansado de la imperfección que lo rodé, se puso de pie mientras dejaba el ultimo libro de su biblioteca, miro de manera desinteresada el paraíso que permitía el Olimpo.

Lo sentía en su pecho, algo dentro de el algo imperfecto aun estaba vivo no sentía pena por lo que pasaría, no el ni siquiera tendría piedad con lo que se avecina, su corazón lo molestaba con el daño que le causara a sus hijos cuando llegue el momento, pero era necesario para su reino perfecto. 

-Mi señor, han llegado los demás dioses, la junta empezara dentro de poco-  Una voz le hablo mientras el dios se giro para encontrar a su creación exitosa, carente de emociones al igual que carente de un alma. 

El dios solo asintió para empezar a caminar mientras su sirvienta le coloco un ultimo detalle, su señor no podía tener ningún error, era claro eso pero no significa que el mundo siga ese orden, acomodo de manera especial su ropa, la creación parec...

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El dios solo asintió para empezar a caminar mientras su sirvienta le coloco un ultimo detalle, su señor no podía tener ningún error, era claro eso pero no significa que el mundo siga ese orden, acomodo de manera especial su ropa, la creación parecía mirar el rostro de su señor, empezó a acariciarlo y parecía moldearlo.

-Listo mi señor- con eso listo ella se hizo a un lado, su señor tenia una sonrisa tranquila, una sonrisa falsa colocada ahí por su sirvienta, el solo asintió para empezar a caminar a la salida, mientras ella lo seguía de cerca. 

Entonces salió de su taller, mientras caminaba a la reunión una diosa lo miraba a lo lejos, ella le dolía verlo, le ardía y destruía, el amor de su vida había desaparecido para ser remplazado por este cascaron perfecto, su volcán caliente se había desvanecido, ella no quería a este dios perfecto, no quería a esta cara bonita que se paseaba por el olimpo mientras hacia que las diosas babearan por el.

-Hefesto, querido ¿A donde fuiste?- ella lloraba mientras se recargaba contra una pared, ella lo había arruinado estaba consiente de ello, ella había caído ante los juegos de Ares al igual que Afrodita, los odiaba con el alma le habían arrebatado una oportunidad única ese dios amable se había ido dejando a este, hombre. 

Ella volvió a mirar en la dirección en la que se había ido encontrando una mirada vacía y con asco a su persona, su sirvienta la estaba mirando con esa mirada similar a la de el, ella se sostuvo el corazón mientras la sirvienta de Hefesto la miraba sin la venda que cubría sus ojos ante su señor. 

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⏰ Última actualización: Sep 22 ⏰

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The Blood of the HephaestusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora