𝟚𝟘. (+18)

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— Ahora me toca a mí —dijo Nico, sonriendo maliciosamente. 

Con Luna debajo de él, comenzó a besar su cuello mientras llevaba una de sus manos a las piernas de ella. Acarició sus muslos, sus glúteos y luego se acercó peligrosamente a su zona. Luna suspiró en su boca, enloqueciéndolo un poco. Entonces posicionó sus dedos sobre su clítoris y comenzó a estimularla, primero lento y luego empezando a apurar sus movimientos. 

Luna arqueaba su espalda de placer, sin dejar de besar a Nico. Y cuando ella estuvo cerca del orgasmo, él se detuvo. Se levantó rápidamente y buscó un preservativo de su mochila.

— Viniste preparado —dijo ella, riendo.

— Nunca se sabe —contestó él, bromeando.

Se posicionó nuevamente sobre ella, se colocó el preservativo y con movimientos suaves comenzó a penetrarla. Luna apretaba los hombros de él y a medida que iba apurando el ritmo, jadeaba de placer. Intentó abarcar toda la espalda de Nico, pero era imposible. 

Con cada embestida, el jugador intentaba llegar a lo más profundo de Luna, causándole un placer que no podía contener. Los dos respiraban agitadamente, de vez en cuando dejando escapar un leve gemido, no querían ser escuchados por todo el hotel. 

Luna clavó las uñas en la espalda de él mientras se acercaba al orgasmo y Nico lo notó, entonces empezó a apurar el ritmo. Ella dejó de respirar unos segundos y entonces terminó. Se acercó al oído de Nico y gimió suavemente, lo cual lo llevó al éxtasis. Unas embestidas más y él también llegó al orgasmo. 

Se quedó encima de Luna, aún dentro de ella, intentando recuperarse. Acarició suavemente el cuerpo de Luna, pensando en que al fin podía sentirla, que al fin podía hacerle sentir todo lo que había querido en mucho tiempo.

Ella acariciaba su rostro, dejándole de vez en cuando besos en los labios. Él sonreía, enamorado. Salió de dentro de ella, quitándose el preservativo. 

— Vení, vamos a ducharnos juntos —le dijo él, extendiéndole una mano a Luna.

— ¿Me estás obligando? —bromeó ella, parándose rápidamente y siguiendo a Nico hasta el baño.

— Sí, te estoy diciendo sucia... tonta —Nico le dio una palmada en los glúteos.

Luna dejó escapar una sonrisa, de esas que tanto le gustaban a él.

Una vez dentro de la ducha, Luna agarró una de las pequeñas botellitas de champú de hotel y se los aplicó en el pelo, y acto seguido, hizo lo mismo con el pelo de Nico. Le costaba alcanzar su cabeza, ya que era bastante más alto que ella, pero él se agachó un poco, riendo, viendo que ella batallaba por limpiarle el pelo. 

Nico cerró los ojos mientras ella masajeaba su cuero cabelludo y luego la ayudo a Luna, de la misma manera que ella lo había hecho con él.

Antes de salir de la ducha, Nico besó a Luna bajo el agua, dejando que esta corriera por sus pieles desnudas. Se sentía bien, estar así, juntos. Era casi natural.

Bañados, secados y vestidos, los dos se acomodaron en la cama del hotel y Nico pasó uno de sus brazos debajo de Luna. Esta se acomodó, apoyando su cabeza contra su pecho, que olía a jabón y a desodorante masculino. 

Nico se quedó mirando el techo en silencio, sintiendo el contacto de Luna. Le gustaba estar así, abrazándola. 

— Nico —murmuró Luna— Necesito decirte algo.

— ¿Qué pasa? —preguntó, un poco preocupado.

— ¿Sabías que te quiero mucho? 

La miró de reojo y la apretó un poco contra él, con una sonrisa en la cara.

𝒰𝓃𝒶 𝒷𝒶𝓁𝒶 | ɴɪᴄᴏ ꜰɪɢᴀʟ | 𝙲𝙰𝙱𝙹 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora