𝟛𝟟.

167 9 3
                                    

𝕸𝖊𝖘 7

Luna se sentía cada vez más rara. Le costaba demasiado entender su nuevo cuerpo, amigarse con él. Se llevaba las manos a la panza, se acariciaba y le hablaba al bebé, con la esperanza de que este pudiera escucharla.

— Y vamos a ver a papá jugar al fútbol, es muy bueno —murmuró, mirándose.

En su cabeza, el bebé le contestaba. Pensó que estaba loca, teniendo conversaciones con alguien que todavía no existía en un plano físico, o sí, ya ni sabía.

Los días pasaban demasiado rápido, pensaba en que se acercaba la fecha del parto y se asustaba. No se sentía preparada para esa parte, le tenía miedo al dolor, a que algo pudiera salir mal, a morir. Era un terror exagerado, pero con motivos al ser madre primeriza.

Nico, por su lado, estaba extremadamente feliz todo el tiempo. Se movía en la cancha como si fuera Messi, iba y venía, corría de acá para allá, realizaba pases, defendía el área como nunca. Se había vuelto mejor jugador desde que sabía que iba a ser padre.

Estaba listo, no era algo que había planeado, pero lo estaba. Quería conocer al bebé ya, aunque también tenía sus miedos. Pensaba en los riesgos que incluía el parto, en las inseguridades de Luna, en las posibles cosas que podían salir mal, pero una voz en su cabeza lo calmaba. Todo iba a estar bien.

Habían decidido no saber el sexo del bebé hasta su nacimiento, Luna lo había elegido así. El único que lo sabía era Lucas, tío del bebé. También habían decidido no hacer baby shower, les parecía algo completamente innecesario y ninguno de los dos se veían disfrutándolo.

Además, Luna siempre estaba cansada, triste o desanimada. Nico intentaba distraerla, cuidarla, le cocinaba todos los antojos que podía comer, pero ella se cuidaba. "No quiero engordar" repetía. Él se molestaba un poco, tanto Luna como el bebé debían alimentarse.

— Dale, come un poco más —le pedía Nico a Luna.

Ella bufaba, pero finalmente terminaba comiendo un poco más. Luna comía principalmente por el bebé, más que por ella. No tenía apetito, algunas comidas le generaban náuseas y todo el tiempo sentía deseos de tomar café. Pero se controlaba.

El mes se pasó así, Nico intentando que Luna comiera y ella obligada por el bebé.


𝕸𝖊𝖘 8

Era de madrugada, Luna se encontraba despierta, pero Nico dormía placidamente. Ella estaba de mal humor, quería dormir boca abajo, pero por obvias razones, no podía. Daba vueltas en la cama, de un lado al otro, pero no lograba conciliar el sueño.

Nico empezó a notar que ella estaba inquieta, por lo que se despertó e intentó ayudarla para que pudiera dormir mejor.

— No me puedo dormir —aceptó finalmente ella, apretada contra las almohadas que Nico le había puesto en la espalda.

— Me di cuenta —respondió Nico, medio dormido— ¿Cómo querés acomodarte? Dejame que te ayude.

— ¡No sé! Ay, quiero llorar, necesito dormir —murmuró Luna, dándose la vuelta.

Luna hacía muecas mientras nuevamente daba vuelta en la cama, agarrándose la panza. Además de la incomodidad que sentía, el bebé pateaba con todas sus fuerzas hacia las costillas de ella, el dolor era insoportable.

— Está insoportable hoy —dijo Luna, en referencia al bebé.

— Capaz quiere nacer ya —contestó Nico, sonriendo en la oscuridad.

— Bueno, pero que me deje dormir unas horas así estoy bien preparada.

— No seas tonta, vení —él estiró su brazo para que Luna se acomodara sobre su pecho— Falta muy poco mi amor, tene paciencia.

𝒰𝓃𝒶 𝒷𝒶𝓁𝒶 | ɴɪᴄᴏ ꜰɪɢᴀʟ | 𝙲𝙰𝙱𝙹 | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora